martes, 17 de noviembre de 2015

Hola Abuela



¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo que hubiera dicho al llamar.

Te escribo porque hace mucho tiempo, así como cuatro años, que no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber sacado un rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida, para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento mucho de verdad.

Seguir recordando y copiando lo que escribí hace cuatro años  y repetí en los siguientes no sería justo, te mereces mejores palabras, mejores recuerdos, aunque no se si los tengo. Lo siento.

Para empezar estas palabras me estoy dando cuenta que hoy si es verdad que hace mucho tiempo que no escribo, ni a ti, ni a mi ni a nadie.  Hasta el punto que la última entrada de este lugar es la que te escribí hace un año. Tengo que estar mirando las letras anteriores para recordar como se hace esto.

Si tengo que encontrar un motivo seguro que lo encuentro. La desgana, la falta de tiempo, simplemente no querer juntar más palabras. Puede que prometiera no volver a hacerlo, la verdad es que no sé a quien se lo prometí, sólo sé que lo estoy cumpliendo, aunque a quien se lo prometí, que me perdone por romper mi palabra con estas palabras.

Pegaso está bien, tiene menos visitas de las que debería, lo sé, pero no se si es culpa mía o no. Tampoco lo quiero pensar, la verdad es que estoy bastante a gusto. Quizás paso demasiado tiempo por aquí, las cosas laborales… más horas de las que debo que no se disfrutan.

Sigo sin encontrar ese lugar para la foto, la verdad es que no sé donde ponerla. No tengo muchas novedades en casa desde hace un año, ya estoy amoldado, está todo bajo control, me organizo bastante bien e improviso bastante poco.

Las desconocidas, ese tema tan peliagudo, que en boca y cabeza de tanta gente están. Ya te dije el año pasado que no me veía con fuerzas, que no estaba para dar el cien por cien, y sin eso, no se puede compartir la vida con nadie. He tenido momentos en que si me he visto capaz, en que me he ilusionado y he tratado de pelear como sé por ello. Pero llámalo llegar tarde, no hacer las cosas bien, no preguntar, no sé cien mil cosas pueden ser, pero lo mejor es echarme la culpa mía y seguir buscando. Dicen que los ex–alcohólicos no deben volver a los bares hasta que estén totalmente limpios. Eso no yo no lo cumplo, me reencuentro y así pasa lo que pasa, que los golpes son grandes. Es lo que tienen las ilusiones, que ilusionan; pero se rompen y de momento siguen rotas. Veremos a ver si alguien quiere venir a arreglarme, como siempre te he prometido, la llevaré allí para que lo conozca, para que te conozca.

Ese elemento tan necesario esta año nos ha enseñado una cosa. A disfrutar de otras manera, no ha sido tan divertido, pero ha sido mucho mejor. Había que penar para llegar bien a Mayo. Y como hemos disfrutado en Mayo. Lo bien que siente, lo necesario que es. Ganarlo todo sin perder ese estilo, esa es la enseñanza, magia y esfuerzo. La una no funciona sin la otra. Ha sido diferente y ha sido bueno, me equivoqué y no me ha importado.

El cuerpo cada vez se queja más e intento cuidarle, aunque físicamente aparento mejoría, ese mejor ver creo que está viniendo por el mal camino, no lo sé, ya no aguanto tanto, ya me cuesta más recuperarme, las noches no se hacen largas y los días no tienen horas suficientes.

No voy a escribir nada del ingeniero, últimamente está copando demasiado tiempo y tengo que conseguir echarle de la parte de mi vida que no le importa, pero voy a peor, gana horas que no le corresponden. Tengo que recuperar esa capacidad, ese interruptor. Se agradece que te reconozcan tu trabajo, pero he luchado y penado demasiada y llega algo tarde, no sé lo que aguantará.

No puedo ir por allí, ya sabes los motivos.

Estas son las palabras que me han salido, estoy desentrenado, no se si volveré a hacerlo igual de bien


Lo siento.