viernes, 7 de octubre de 2016

Fin del primer acto de esta nuestra aventura


Hoy apago con este apellido por ultima vez el ordenador. Este teléfono que tengo aquí no se volverá a encender, o no seré yo quien lo encienda. Toca borrar la agenda y limpiarlo a fabrica, si es que este cacharro tan añejo lo permite. La de horas que hemos estado tan pegados, la de sitios inverosímiles que hemos convertido en sala de reuniones con unos simples cascos. Lo raro que me han mirado. Hoy nos separamos.

Cuando todo esto empezó existía un diario, aquí tenéis muchas pruebas de eso. Hay más en un cuaderno que empezó a llenar los días de xxx para contabilizarlos y luego, con el tiempo, quedo lleno de espacios vacíos que no representaban los días pero si las ganas. Podría echar las cuentas de cuantos días de aventura hay, pero si deje de escribir en su día ahora no me voy a poner a recordar los días que falta. Este es el ultimo escrito de esta etapa. No puedo asegurar, por no mentiros o ilusionaros, de que la nueva venga acompañada de letras. No lo creo pero nunca se sabe por donde puede venir el viento. Y además esto es un punto y a parte en el que la siguiente pagina esta en blanco y habrá que ver si se convierte en final o continuación.

Recuerdo ese primer día. La corbata y el traje. Camino nuevo que pasaría a hacer con los ojos cerrados. Edificio extraño que seria mi primera segunda casa. El cuartucho de la espera en el que luego tantas veces me he reunido. La ilusión de lo que luego se convertiría en rutina. El no haber llegado al metro ese día 14 de pleno calor y ya recibir la llamada para que tras la paloma empezara la aventura del ingeniero, ya de verdad, sin bromas ni medias becas. Trabajo puro y duro. Aventura

Seguro que me dejo miles de cosas. Miles de momentos, buenos y malos, primeras y ultimas veces. Pero voy a hacer el esfuerzo de recordar. Igual la cronología no es exacta pero comprended que 5 años no son fáciles de olvidar, digo recordar en orden.

Los primeros días de contar equipos. Si hubiéramos sabido entonces lo que sabemos ahora que poco hubiéramos tardado, pero no nos habríamos divertido tanto. Las ordenes que venían por teléfono que luego se hicieron persona y que justo hasta hoy he seguido escuchando, y aunque el camino nos cambie de apellido seguiremos con ello.

Las taras y las matrices. Lo que me costo entenderlo y todo lo que hubo que arreglar sin que nadie se enterara. Ese primer estudio serio, la confianza para hacerlo y presentarlo en esa primera reunión de verdad en esa Finca en la que ya también podría ir con los ojos cerrados.

Los días de montaditos que tanto disfrutaba y que tanto me gustaba que se nos fueran de las manos. Ese no tener prisa por marchar o acabar en cualquier otro lugar que compartir. Todos los molletes.

Las eternas tardes que nunca acababan, las rondas de seguridad que avisaban que la comida estaba esperando, ese justo momento en el que con todo recogido tocaba volver a encender y aparentar porque sonaba esa puerta.
Las tardes de champions. Los veranos de apuestas de eurocopas. Los juegos olimpicos. Entretenerse pero cumpliendo.

Las interminables llamadas siempre one more time. El empezar a comprender todo, especializarse e ir cada vez mas y mas rápido. Ese me dedico a pintar triángulos y lineas con miles de colores.
Ese fin de semana tan divertido

La primera guardia que no fue y acabo con demasiadas copas. Todos esos soportes que eran mas sencillo bajar unas escaleras que gestionar una llamada. Los miles de arrodillamientos para ver la pantalla con esos cuadraditos que eran tan raros y que ya son amigos.

Las épocas duras. El no saber si decir hasta mañana o adiós. Ese día, ese cuarto de recibir las malas noticias. Cada una de las salidas voluntarias o ajenas. Todos los gracias a quien corresponda.

Las botellas de vino. Los churros. Las sidras. Cenas y juergas. Copas, porque no todo es trabajar y nosotros también tomamos copas.

Ese San Isidro con la empresa y ese "recorrido tan raro". Las mas de cien mentiras. Todas esas horas muchacha que lo hacían tan divertido. El día que nos dejamos de ver y cuando lo volveremos a hacer.

La mudanza. Ese volver de vacaciones y que fuera necesario un esfuerzo que no hacia falta pedir. Cortar y juntar. Los madrugones excesivos, el conformarse con 5 horas de sueño aunque no llegara al segundo miércoles. Ese bajar a los cubos para veros en la racha de tarde que tan descansada era pero tan antisocial me hacia.
Las pedradas de palacio y champion. El preferir dormir mas incomodo que menos cómodo yendo a mesa puesta. Los viernes que se convertían en sábado.

Cuando nos separaba una pared que solo hubo que cruzar.

El duelo entre indios y vikingos que tantas horas nos ha permitido seguir despiertos.

Ese nos vamos a forrar todos o hay que esperar al amo de las llaves. Las alarmas que saltaban. Quedarnos encerrados. Lo bien que olia cuando los partidos comían y el estomago no podía mas.

Ese chino que era barato pero no muy sano. La búsqueda de bares. Nuestros tintos y cervezas. Los viernes de vips.

Los Martes locos. Hoy que pedimos para ver el partido. Esa final de copa que perdí solo en la oficina.
El paseo hasta Ppio en todas las noches hiciera frió o calor. Todos los paseos para refrescar la cabeza hiciera o no calor sin rumbo fijo en busca de ese faro.

Todo lo que discutido y todo lo que me he cabreado. El momento del cambio. Rifarse el teléfono, los lobos, los golpes, el esto como se hace, siempre había una respuesta.

Esa moneda que convirtió el verano en un continuo Martes. El esfuerzo que queremos pensar que hizo necesitaramos tanta gente.

Más y más discusiones. Ser o no ser PR. El mañana hay que empezar a hacer esto que nunca hemos hecho, pues dale. Los expertos. El por unos días volver a aprender al antiguo hogar.

Las nuevas despedidas voluntarias y ajenas. El volver a decir adiós. Los temas pendientes. Lo engañadas que os tenia porque aun seguis hablando bien de mi. Las cañas pendientes.

Ese momento en el que toca decidir si continuar o dejarlo y que el techo y una nueva confianza digan el resto.
Cambiar las funciones. Volver a mudarse esta vez no mas drástica. Ese empezar a dejar de ir hasta convertirlo en costumbre y que los días en los que te das el paseo sean de todo menos de trabajo.

Demasiada casa. No compensa. Otro momento débil. El ingeniero no puede copar tantas horas, es un precio demasiado alto que nadie esta dispuesto a pagar. Todo o nada y gana una buena suma. De palmaditas no se come.

Y seguir avanzando. Hacer verdaderas burradas en busca de ese 90%

Un último verano demasiado largo. El barco se hunde, la música tiene que seguir sonando y somos buenos músicos. Quizás los mejores.

Y se acabó. A quien me haya dejado, perdón. Si he dicho algo que no debía, perdón.

Siempre, como siempre. Se hacen las cosas lo mejor que se saben.

Aquí no hay hueco para el futuro. Eso será otra historia. Aquí se acaba el resumen de esta aventura. Decir adiós es complicado, los ingenieros también tenemos sentimientos. Y no somos tan racionales y materialistas como deberíamos. La cabeza sabe que es bueno pero el corazón tiene que olvidar, bueno, cerrar todo lo vivido.

Solo se me ocurre una forma de terminar

GRACIAS A QUIEN CORRESPONDA