Hola Abuela
¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo que hubiera
dicho al llamar.
Te escribo porque hace mucho tiempo, así como dos años, que
no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber sacado un
rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida, para
preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento mucho
de verdad.
Seguir recordando y copiando lo que escribí hace un año no
sería justo, te mereces mejores palabras, mejores recuerdos, aunque no se si
los tengo. Lo siento.
Lo primero que debería hacer es pedirte perdón. “No pasa
nada hijo”, me dirías, pero yo lo tengo que hacer. Estoy escribiendo antes, las
cosas estas que nunca quisiste entender de los ordenadores me permite escribir
hoy (Jueves día 15) y que lo puedas leer el domingo. Voy a estar de viaje, como
aquella vez, y no quería que se me quedaran en el tintero las palabras.
Este fin de semana lo voy a pasar con buena gente, debería
volver a lo que siempre me decías que tuviera cuidado donde voy, con el coche y
con lo que tomo. No te preocupes, lo tendré.
Se donde voy, con quienes y lo que voy a tomar.
Ahora tengo que seguir contándote como van las cosas. Si
creyera en algo te debería decir que desde donde estas lo verías, pero nunca
hemos sido de esos.
Sabes que él ha estado por aquí, y ha sido muy duro, muy
complicado. Se ha rendido y yo eso no lo he podido superar, no se si seré capaz
de hacerlo. Ahora dice que va bien, que
poco a poco. Como hemos quedado, nunca hemos sido de creernos cosas que no
vemos. Lo siento, no lo he sabido hacer mejor. Ha sido muy doloroso.
Te tengo que pedir perdón porque el Sábado no estaré
escuchando tu nombre, no te puedo prometer si me voy a acordar de que era la
misa y parar un segundo a pensar en ello. Pero te prometo sonrisas, esas que
cada vez tengo más abandonadas. Lo siento.
Estoy aprendiendo a escribir poco a poco. Me están ayudando,
espero que estas palabras te gusten y te pido perdón por lo que esté mal, esto
hoy no está supervisado.
Hace un año te decía que el ingeniero llevaba tres meses
ilusionado con su nuevo trabajo, que estaba aprendiendo cosas y conociendo a
gente con y por la que merecía el esfuerzo de madrugar y dormir poco. Tengo que
pedirte perdón porque esa ilusión hace mucho tiempo que se marchó o que la
obligaron a irse. Ahora siendo experto, simplemente cumplo con mi trabajo,
supongo que estarás orgullosa de mi, eso seguro que me lo dirías. Como siempre
me dijiste, hagas lo que hagas, hazlo bien. Y eso intento, pero ya me he
olvidado de sonreír. Lo siento.
He vuelto por la playa pero no ha sido lo mismo. Llevaba
mucho Madrid encima y faltaba todo lo que allí estaba. Lo he vuelto a intentar
pero ya estoy oxidado, el que se fue allí, ese que era tan Javi y tan poco
Camarma ha perdido la partida, ya no sale a pasear ni a correr por la playa, ni
todo lo que ello conlleva. Lo siento.
Últimamente me he vuelto un poco más deportista. Voy
bastante al gimnasio, sobre todo a la piscina. Me he aficionado a juntarme con
gente mayor y hago mucho ejercicio. Quizá me haga sentirme un poco más cerca.
Pero sobre todo, me sirve para, durante dos horas, no pensar en nada. Aunque
acabo todos los días relajándome en el spa. Que muy deportivo no es, pero es
cómodo.
Las mujeres, como te dije hace un año. Siempre pasan por mi
vida. He cometido alguna que otra cagada de la que me arrepiento. No me he
enterado de alguna que otra en el momento que debería haberlo hecho y he
llegado tarde. He rechazado sin saber, y he bebido demasiado para olvidar.
Como ves el mundo se ha vuelto un poco loco y está bastante
indignado, pero no voy a entrar en más discusiones.
Hace mucho que no duermo en condiciones, podría empezar a
decirte las razones pero quedaría muy largo y tampoco es plan de que nos
escuche todo el mundo.
Que yo sólo quería decirte que aunque no me veas bien, y quizás
no lo esté, seguiré peleando, aunque no sepa el motivo.
Hoy he comido albóndigas, estaban bastante ricas, pero les
faltaba algo.
Ya no voy por Cabanillas, y lo siento.