sábado, 18 de noviembre de 2023

Hola Abuela

 

Hola Abuela

¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo que hubiera dicho al llamar.

Te escribo porque hace mucho tiempo, así como nueve años, que no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber sacado un rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida, para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento mucho de verdad.

Seguir recordando y copiando lo que escribí hace diwez años  y repetí en los siguientes no sería justo, te mereces mejores palabras, mejores recuerdos, aunque no se si los tengo. 

De este párrafo solo cuando un número, que nunca recuerdo si es el apropiado pero que simplemente mantengo la secuencia de año a año. Alguna vez echaré cuentas y miraré todos, quizás cuando llegue a los diez, o cuando ponga los diez, sin saber si he llegado, han sido o aún queda otro año. No lo he hecho

Lo siento.


Ya estoy delante del folio en blanco, aunque no te voy a mentir, muy en blanco  no está. Los párrafos de inicio y final de otras veces, que siempre se repiten, ya están puestos. 

Son más de las 00:00 que indican el inicio de ese día en el que siempre hablamos, para conmemorar cuando lo dejamos de hacer, aunque realmente fue un par de días antes, pero bueno, quizás tu ya no me escuchabas, pero yo si te dije hoy, en otros años, las últimas palabras, que por supuesto, no recuerdo.


Aunque en esta ocasión, no hay mucha verdad en esas palabras, si he ido a verte, a veros, un par de veces, ya lo sabes. Una para celebrar un cumpleaños, otra un poco más de paso. Tampoco me quedé mucho, me sigue costando, fue muy rápido, con esa rara sensación de no saber, de culpa, de tristeza y una pizca de alegría. Pero es algo que tenía que hacer, que os debía, no os puedo prometer nada más, si volveré o no volveré. Salvo por casusas ajenas a vosotras, por ser de paso, hacia otra despedida, que ya te cuento un poco más adelante, que es más reciente, y debería tratar de hacer las cosas en orden.

También saber que suelo ir releyendo el año anterior, para saber como plantearlo, y la verdad es que tiene bastante gracia, pero es algo que ira después, hoy no ha habido partido, estoy en el sofá escribiendo después, de un Viernes que se debería convertir, casi en su totalidad, en rutina. Porque siempre hay alguna cosa que cambiar y mejorar, no conformarse, y no enfadarse tanto.

Y llegamos al punto que hay que empezar y empezar a tirar de memoria, para poner cada cosa en su lugar, sin que se me olvide nada, tratando de que entiendas todo lo que te puedo contar y contarte lo que no puedo también.

Y se empieza con el como estas. La respuesta rápida, sería cansado, porque lo estoy, un cansancio físico consecuencia de toda la caña que me estoy dando, esa manera que tengo de afrontar y compensar, haciendo más y más. Pero creo que no nos referimos a eso. Se puede decir que estoy bien, o eso creo casi todo el tiempo, estar mejor siempre es el objetivo, y no se cumple del todo. Iba a poner nunca, pero eso sería una parte pesimista que trato de olvidar, o al meno no hacerla caso. 

Estamos peleando con todo, contra todo. Y ya sabes que a mi ganar nunca se me ha dado bien. Pero en la pelea sigo. 

He vuelto a esa parte del si a todo (casi todo el tiempo) como te resumiré brevemente (o esa idea tengo, aunque ya sabes que luego me lio y me voy por las ramas), fíjate, que ni aún he empezado por el principio, contándote donde me quedé el año paso.

En ese 18 de Noviembre cuando hablamos. Venía el frio, y el frio siempre decide.  Ya había vuelto a esas ganas de hacer todo y con todo, aunque se complicara.

No se como de especifico voy a ser, hay cosas que me cuesta comprender, otras que no comprendo y que no me parecen justas, y que tengo esa necesidad de cerrar, de hablarlas, de confirmar lo que ya sé, pero que te lo tienen que decir. Y esa insistencia quizá sea un problema, pero bueno, ya soy demasiado mayor para cambiar. Y trato de dormir por las noches, aunque sabes que cuesta tanto.

Vayamos al resumen cronológico, aún tenía compañía en esas fechas. Un poco dispersa, sin saber  muy bien si cenábamos o no cenábamos juntos, pero sin reproches de ningún tipo. Había que estas y lo estaba, lo estoy. Aunque a veces, alguien tiene que ser el malo, plantarse, exponer las cosas tal y como son. Recordar que la mierda existe, y que hay que tragarla, comerla y que es algo que hay que hacer solo, sin colchón que lo amortigüe, sin cobijo que lo caliente, sin limpiador que lo blanquee. Y ese es el papel que tocaba hacer, que toca hacer. Estar, siempre, por supuesto, pero no para todo, o no de esa manera.

Ya sabes que tu hija ha tenido un año de salud complicado, que ella es muy borrica, y que el primer paso por talleres pasó en esa época que desde que no estáis me ha dejado de gustar (lo poco que ya me gustaba), y como pasaron esas Navidades, aún con algo de miedo, con ligera incertidumbre, sin saber donde se quiere estar, la verdad. Con discusiones, con esa llamada. Con ese día de Nochebuena que jodió absolutamente todo, sin venir a cuento, sin entenderlo, lo que ha costado cerrarlo, si es que lo está. La última visita previa para verla, para ver si ella lo entendía, porque así no podías volver a casa. Uno de esos detalles con lo que ha ido marcando el año, y que sabes que poco a poco se irán agotando, lo sabes desde ese reencuentro. Siempre ha tenido su vida, y yo a veces participo con más o menos intensidad, pero sé (y quizá eso duele un poco) que se terminará, es algo con fecha de caducidad, al menos tal y como está ahora, y ese futuro será…. Diferente. (ya he mezclado cosas, pero bueno, luego seguimos con ella). También puede ser consecuencia de esos días previos, en los que hubo que desalojar la casa. Quizá no de la mejor manera, yo también tengo mi parte de culpa, pero pasa eso, alguien tiene que ser el malo. Y si es por el bien de la gente a la que quieres, a mi eso, nunca me ha importado, tenga las consecuencias que tenga.

Aunque a la par tan divertido, el paseo por Madrid en un cumple sin tilde, las luces, casa labra, los planes por hacer, cerrar, cumplir. Un previo de verdad, empezando en la comida, y un final de año, divertido, queriendo olvidar la semana anterior, evitándola. Y llegando con resaca.


Un principio de año con Barcelona, su comida, su fuego y ellos;  con la boda encubierta (que repetiré pronto). Ese intento de reconciliación que fue tan escaso y efímero, con tanto dolor que no salió bien. Ha sido un año de muchas lesiones, quizás demasiadas, con el mismo factor en común, que se resumiría con una pregunta y una respuesta. ¿Por qué no corres?, porque duele. Y ha dolido muchísimo, y ha sido muy frustrante, desesperante y todos los ante que se te puedan ocurrir. Pero he buscado todas las soluciones a mi alcance, parece que ya lo hemos conseguido, y asumir que al final siempre se van corriendo, quizás es la más importante, y mientras, pues yo voy andado fuerte.

El ingeniero ha ido a mejor, aunque su papel cambia un poco, sigue resolviendo, hasta se lo reconocen con dinero, pero sigue siendo esa puta barata a la que llamar cuando cunde la desesperación, y que además de solucionar el calentón, ejerce de psicólogo para que todas las cabezas estén limpias y fuertes. Y el ingeniero es muy orgulloso y también se enfada cuando quiere (o debe) ser el protagonista y no lo es. Pero bueno, mejor pensar que es un medio, que quizá ya no sea el mejor, y que tampoco pasa nada por ello. Aunque se revele

Y siempre llega a Abril, con todas sus casualidades y tan diferentes. Plantearse un objetivo de salud que no se llegó a cumplir, estando preparado para el mejor, o incluso para el peor, pero nunca para el igual. Igual. Te esfuerzas tanto y sigue todo igual, sirve de algo esforzarse para quedarse igual. Es algo que cuesta asumir tanto, tantas veces

La primera ayuda, Riopar y todo lo que conlleva. Aportar a esas salvajadas, con perfil bajo, como dice el señor lobo (y esto si lo puedo reproducir), yo soluciono problemas. Y todo lo que conociste ese fin de semana. Ese recuerdo que te dejó tan desencajado y que con el tiempo, los kms y todo lo que vendrá un poco más adelante, ya por supuesto, que se me ha olvidado.

Ya sabes que Abril es un mes salvaje, y que coincide normalmente, compartido con Mayo, con las grandes noches del palacio. Y ya lo he escrito en otros lados, pero… que noches. Del bochorno más absoluto a la mayor de las glorias en la mejor de las noches. Que bien lo pasamos. Los locos que creían. Fantástico para acabar ganando una euroliga en el salón de casa. Con ese breve parón para coger fuerzas, el tiempo justo y adecuado, viviendo en diferido, compartiendo soles y puestas.

Quizá es el momento para explicarte que sé que tiene caducidad, siempre la ha tenido, siempre lo he sabido, pero ahora ya es de verdad, los planes de futuro lo separan más kilómetros de los que puedo asumir a través del agujero negro, y afectará, y mira que me ayuda, aunque yo diga poco y escuche mucho. Y eso que por fin, después de tanto pelear, tiene ese proyecto de vida dentro que tanta ilusión le hacía, que tanto ha luchado y que ya te contaré el año que viene como malcrío. Hasta que pueda. Por eso, quizá la estoy tratando de disfrutar menos, me regaña e intento hacerla caso. Hemos bajado el ritmo, aunque hemos sido cada vez más personas. 

Lo que me recuerda ese día de Florida después del curso con la mami postiza. No lo está pasando ahora muy bien, pero yo la quiero mucho, y seguro que lo va a conseguir, y yo la seguiré llamando vieja, y queriéndola tanto. Aunque también me regaña mucho, y es con razón, porque no doy una.

En el aspecto deportivo, aunque esto más lo trato con el señor Martín, pero así hablas un poco de mí con él. Ya te he contado las locuras del palacio, habría que añadir el agua de Leganés con el fiasco de la copa. Esa nueva estrella en el pecho entre barcos, y la búsqueda, incesante, de la 33. Como siempre, el fútbol me cuesta, este año puede que más, de hecho, no sé si he cogido aún el hilo, pero ya no me prioriza. Lo vivo, casi todo, en diferido. No sé si con la importancia cambiará, pero eso ahora no es importante. 

Como te he dicho, las lesiones han ido marcando el año, y Junio fue tremendamente jodido, no recordaba la última vez que estuve tanto tiempo parado, sin duda, puede ser desde que se hincho esta rodilla que ya no da problemas. Con ese objetivo al final del mes, marcado en el calendario y esa desesperación absoluta que no veía que se pudiera llegar a cumplir. Pero se recuperó, y llegó ese fin de semana. Raro, en ese lugar que tanto te gusta, con las vistas a una terraza tan diferente, pero cumpliendo.

Y como siempre, las casualidades, y está ha sido, está siendo tan bonita. Que digan lo que digan, ni lo pienso, solo lo disfruto. Esos primeros Kms, tantos por menos de 10 no me levanto. Todos esos no km. Con los domingos de piscina y arroz (o lo que sea). Ya me ves, que lo disfruto mucho, arreglar el mundo. Esa rara sensación de que alguien se preocupe por ti, eso a lo que no estamos acostumbrados. Cumplir esa promesa que acabo de empezar. Pelear y poder con todo y contra todos. Siempre con purpurina y unicornio. No sé si lo leerá algún día, quizá si me pregunte por esto, porque yo si le he hablado a ella de ti, de que hablamos una vez al año, y es muy detallista, aunque tenga su coraza. Ella, sin duda, con lo que me quedo de este año. Ya lo estarán viendo, el bien que me hace, y lo que yo lo agradezco.


Llegando a Agosto, cuando fui a veros, aunque antes toco luchar contra esos miedos, esas bajadas para las que no estaba preparado, después de ese festival que tanto disfruté. Y todo previo, con susto previo, a volver a un barco a estar en familia, donde nada importa, solo ellos. Elite como forma de vida, como tantas veces digo. Y así es. Les quiero tanto.
 
Las vacaciones no fuero lo esperado, costaron mucho, se hicieron demasiado largas. No soy tan fuerte, no debo estar tanto tiempo solo. Necesito gente, y ese ha sido un buen, y duro aprendizaje. Que tocaba, estando a gusto, descansando, pero ya queriendo volver, que había que enfilar el final del año.

Ahora ya sabes que está todo un poco torcido, tenía mucha ilusión por ese Domingo que no salió bien, mi orgullo y todas las circunstancias lo impidieron. Y antes de poder asumirlo, analizarlo y solucionarlo (o al menos intentarlo) salió todo por los aires. 

El señor Pepe está donde vosotros creías que ibais a estar. Y ha sido todo muy raro, no me voy a extender, pero sabes que no siempre ha ido todo fluido. Y yo ya me he hecho algo mayor, y en esos días, con tanto desconocimiento, tengo la sensación de haber estado perdido, y de tampoco tener muy claro el motivo. Mi conciencia está tranquila, me pude despedir y bien. Pero no sé, algo se queda ahí, de todos los años que han pasado… tocaba reflexionarlo, pero tampoco he podido. 

Tu hija, tan borrica ella, necesitaba que alguien la cuidara. Y ha sido largo, ha sido muy cansando, ha sido lo que había que hacer. Aún sabiendo que me iba a destrozar, que podía tirar al traste con todo lo que había conseguido, y casi lo ha conseguido. Pero había que hacerlo. No podía combatirla, solo evitarla, y eso, nunca es sano.

Ahora ya me ves, con ansias de rutina. Siendo consciente de que algo hay que cambiar, que hay que volver a intentarlo, otra vez más. No tengo ni idea de si va a funcionar, no tengo ni idea de si voy a ser capaz. Soy tremendamente consciente de que este impulso inicial, se va a acabar. Y no tengo ni idea como lo voy a hacer. Pero ahora, por lo menos, la idea es hacerlo. Y eso es lo que te puedo prometer.



No sé si me dejo algo, ahora que lo pienso, sería bueno, por si acaso, decirte que Lo siento.


Sabes que cuando la encuentre la llevaré a verte. 

Hace tiempo que no voy, ya sabes los motivos, no se cuando podré. Esta aunque viene del copia y pega, la tengo que tachar, porque si voy, y más a menudo que de costumbre, ya sabes el cambio de planes, pero no te puedo prometer si tendré fuerzas para ir a veros, no lo creo. Y sin creerlo, cumplí mi palabra. 


Lo siento.


Sabes que estas letras son solo para ti abuela, por eso de que solo hablamos una vez al año. Nunca escribo para que me lean, solo por lo que necesito, a veces he explicado alguna de ellas, ni lo releo. Pero estas son solo para ti, me da igual el resto, tu me conoces abuela, y te sigo echando de menos. Dale recuerdos al señor Martín, allí donde el creía que estaríais.