Os
voy a contar un cuento
[Qué bien y a la vez qué raro se me hace poner ese encabezado,
demasiado tiempo. A ver como sale hoy esto de contar un cuento. Pondré algún
que otro comentario entre corchetes para ir aclarando si es necesario. Al lío]
Una vez vuelta a la rutina, esa que dicen que en verano se
pierde y que hasta mediados de Octubre, hasta el Pilar, no vuelve; igual que el
frio. Eso dicen digo.
Y ya están los niños en clase y, por supuesto, ahí está nuestro
niño también. Con ansias de seguir aprendiendo, exprimir cada día y que cada
día le sorprenda, queriendo vivirlos, al fin y al cabo, con la ilusión de un
niño.
Las
vacaciones ya quedan lejos y es el momento de volver con ese otro tipo de
ilusiones que te ofrece el invierno y la rutina.
Una de esas ilusiones que disfrutar es el torneo de soga. Para
quien esté un poco perdido, el mecanismo es bastante sencillo: dos equipos, una
cuerda (soga), niños tirando con la intención de arrastrar al otro equipo a
campo propio. Quien lo consiga, gana.
La
convocatoria es solemne. Llega el director a la clase, avisa que al final de
semana los delegados tienen que apuntar al equipo con los titulares y suplentes
y el horario en que se puede jugar. Cada ronda que se pase hay que hacer
exactamente lo mismo cada semana.
Los niños se juntan con el delegado, eligen el día y quienes van
a jugar.
Pasan
las rondas, llegan al final. No hay problemas, todo coordinado, todo correcto.
Celebraciones
varias.
[Y los que lleguéis hasta aquí diréis: “Pues vaya cuento, esto
no era así. Ha salido todo perfecto, no hay reto ni enseñanza. No es el cuento
que esperaba.” Si alguno está leyendo esto y no piensa eso, no me lo digáis,
que uno tiene su pequeña parte de orgullo y no estamos en tiempos de perderlos,
así que vamos con lo que de verdad es el cuento].
[Ahora voy a copiar y pegar el principio del cuento para que se
pueda leer en conjunto. Diréis que no es necesario, que basta con subir un poco
o con tener algo de memoria. A mí lo segundo me escasea y prefiero ponéroslo
cómodo. Pondré una marca por si no queréis volver a leerlo. Sólo os tenéis que
fiar de mí a la hora de seguir leyendo y que no haya cambiado ni una letra ni
un punto ni una coma].
Una
vez vuelta a la rutina, esa que dicen que en verano se pierde y que hasta
mediados de Octubre, hasta el Pilar, no vuelve; igual que el frio. Eso dicen
digo.
Y ya están los niños en clase y, por supuesto, ahí está nuestro
niño también. Con ansias de seguir aprendiendo, exprimir cada día y que cada
día le sorprenda, queriendo vivirlos, al fin y al cabo, con la ilusión de un
niño.
Las
vacaciones ya quedan lejos y es el momento de volver con ese otro tipo de
ilusiones que te ofrece el invierno y la rutina.
Una de esas ilusiones que disfrutar es el torneo de soga. Para
quien esté un poco perdido, el mecanismo es bastante sencillo: dos equipos, una
cuerda (soga), niños tirando con la intención de arrastrar al otro equipo a
campo propio. Quien lo consiga, gana.
La
convocatoria es solemne. Llega el director a la clase, avisa que al final de
semana los delegados tienen que apuntar al equipo con los titulares y suplentes
y el horario en que se puede jugar. Cada ronda que se pase hay que hacer
exactamente lo mismo cada semana.
Los niños se juntan con el delegado, eligen el día y quienes van
a jugar.
Pasan
las rondas, llegan al final. No hay problemas, todo coordinado, todo correcto.
Celebraciones
varias.
________[Aquí empieza lo nuevo]
Reunidos están. Como en cada grupo. Hay unos niños que conocen
el juego a la perfección, tienen experiencia y se conocen las trampas y las
maneras de ganar. Otros niños tienen la ilusión de jugar y aprender. Los que no
asisten, no quieren jugar y no pasa nada.
Se van a reunir, comienzan a ver quién puede y debe jugar. No se
ponen de acuerdo, no hay discusiones pero tampoco punto en común.
"Entonces que decida el delegado".
Es lo justo. Las responsabilidades van con el cargo y la toma de
decisiones también.
¿Dónde está?
"No se ha quedado, tenía otra cosa que hacer".
“Y ¿cómo lo hacemos...?”
Después de un poco de silencio, una voz se escucha. “Vamos a
decidir el día que podemos jugar y apuntamos en una lista los nombres y vamos a
entrenar que es más importante que estar discutiendo algo que no nos
corresponde.”
Se acepta la moción. Se decide miércoles como día y el azar hace
rellenar la hoja en un determinado orden que deja a los más experimentados al
final.
Se van a entrenar. Todos aprenden de todos, unos llevan más
tiempo jugando y se saben mover, otros tienen más fuerza y otros, mucha más
inteligencia. Todos aprenden de todos, son un equipo que tira unido.
A la mañana siguiente, le dan la hoja al delegado y le dicen que
tiene que poner a tres reservas y que quieren jugar los miércoles.
Sus palabras son: "Yo lo llevo, pero no entiendo por qué lo
tengo que hacer yo si podíais haber ido vosotros ayer y haber decidido, ¿que
estuvisteis haciendo entonces? Para eso ni os molestéis, que ya lo hago yo
todo. Si os juntáis para nada..."
Reacciones
de niños. Siempre curiosas.
Y continúa "Total, esto no tiene futuro y yo me estoy
encargando del equipo de fútbol y los miércoles también juegan ellos. Yo lo
llevo pero elegís entre vosotros. A mí no me lieis".
Los niños asumen que tienen que ir rotando para suplir el papel
del delegado y acuerdan también ir rotando para jugar cada miércoles. Así
aprenden todos.
Pasan
las semanas. Ganan las partidas. Se acerca la gran final.
"Oye, que me ha preguntado el director por la lista y el
día para la final. Que aún no se la hemos llevado. Si os ibais a encargar
vosotros no me metáis luego en historias y me dejéis mal.
Así que dádmela que
se la llevo".
Unos
momentos de silencio. Se la entregan.
"Pero ¿cómo que es el miércoles? Que sabéis que no puedo y
tengo que ir, y además están de reservas éste y aquel. Y sin ellos no podemos
ganar".
"Todos podemos ganar. Estamos al mismo nivel y además sólo
puede ser el miércoles. Otro día va a faltar equipo".
"Os tendréis que apañar porque se va a jugar el martes y la
lista la decido yo".
Y ahora se plantean dos finales que vamos a dejar a la espera.
Ambas
empiezan con la misma premisa y no es otra que la final es el Martes.
El
primero de esos finales consiste en lo siguiente:
Llega el día de la final, el martes. Son necesarios 7 de esos
niños para poder completar el equipo, pero 2 de ellos no pueden ir a jugar,
como ya habían avisado, como habían acordado al principio de toda esta larga
temporada.
El director está presente. Tras esperar y esperar, toma la
decisión que en este caso se debe de tomar. Un equipo no cumple las reglas
prometidas y firmadas, dan igual los motivos, pierde el partido.
No hay otra, da igual quién no haya cumplido, el barco se hunde
unido, con o sin capitán al frente.
Las reacciones ante este hecho, las dejo en la imaginación de
cada uno. Especialmente las del delegado. Nuestro niño y sus compañeros de
equipo sí saben por dónde irían los tiros, y se tendrían que apartar.
El
segundo de esos finales consiste en lo siguiente:
Llega el día de la final, el martes. A pesar de llevar toda la
temporada jugando los miércoles, según lo habían acordado todos los asistentes,
ha sido en martes.
A
pesar de no poder, de tener otras ocupaciones, los niños del equipo las dejan a
un lado para poder ir a esa final por la que llevan peleando toda la temporada.
Aunque realmente en sus caras se nota que para ellos no es una
final, no tienen esa ilusión y esos nervios que caracterizan a un momento
importante, a ese momento en el que te estás jugando algo, que te ilusiona y
que te apetece conseguir.
Se podría decir que su actitud es como otro día más en la
oficina, llegan, cumplen con su labor, que es ganar el partido. Recogen sus
bártulos y se van por donde han venido.
En
la entrega de premios, el director llama al delegado para que recoja el premio
que ha ganado su equipo.
El discurso también os lo dejo en la imaginación de cada uno,
nuestro niño y sus compañeros saben por dónde irían los tiros, y no necesitan
sus medallas. Ellos han cumplido.
Podría haber un tercer final que sería una versión del primero.
En el que, a pesar de ser sólo 5 niños, les dejaran participar, y en un juego
lleno de épica ganaran, que hubiera apariciones estelares y momentos de
dramáticas lesiones, pero eso sin duda, no sería uno de estos cuentos, no sería
nada de lo que trata aquí. La fantasía para otros que la necesiten.
[Y recordad, esto son sólo cuentos].