Hola Abuela
¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo
que hubiera dicho al llamar.
Te escribo porque hace mucho tiempo, así como siete
años, que no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber
sacado un rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida,
para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento
mucho de verdad.
Seguir recordando y copiando lo que escribí hace
siete años y repetí en los siguientes no sería justo, te mereces mejores
palabras, mejores recuerdos, aunque no se si los tengo. Lo siento.
Ya estoy delante del folio en blanco, aunque no te voy a
mentir, muy en blanco no está. Los
párrafos de inicio y final de otras veces, que siempre se repiten, ya están
puestos.
En la mesa hay restos de paquetes de chocolatinas y una
botella que no debería estar ahí, lo había conseguido dejar, creía que lo había
superado, pero no, ahí está, he vuelto a caer, después de dos meses, esa última
que iba a ser en esas fiestas que nos gustaba tanto compartir, ha quedado en el
olvido. No he sido tan fuerte, he caído, a pesar de haberlo prometido. Como con
tantas y tantas cosas.
En la tele, cuando he empezado estaba un partido de fútbol,
creo que vamos 4-0. Uno de tantos que me han dejado importar, ya sabes los
motivos. Ahora están las noticias, está el tema calentito, pero eso da igual,
no íbamos a hablar de eso. Te cuento todo lo que te debo
Ha sido un mal año. Mira que lo he intentado, he peleado con
todo, como siempre, hasta ha habido un momento que me lo he creído, me tiré a
la piscina, me iba a comer el mundo, me ha engullido.
Te conté hace un año, que por pocas semanas, iba la cosa muy
bien, no sé si te dije que esperaba que fuera solo momentáneo, que todo iba a
ir a mejor seguro. Saltó por los aires.
Ahora sigo, que me llaman al teléfono, es tu hija.
Por donde iba, ah si, el se recuperó, yo estaba muy fuerte
en lo físico, pero estaba siendo todo tan complicado, necesitaba esos días que
aún no he podido tener (ahora en un rato te cuento).
La siguiente vuelta de tuerca la dio el ingeniero, salto la
bomba. Y dolió, y mucho. Era mi casa, yo me tenía que ir y ellos sabían que me
tenía que ir. Nunca oculte nada, pesara a quien pesara, yo no soy de hacer nada
por la espalda, y menos aún si es con la gente con la que comparto el día a
día, que me hizo hace tiempo recuperar la ilusión, que han aceptado al
ingeniero y al otro. Mentir a tanta gente fue muy difícil, yo lo sabía, puede
ser que el primero de todos. Y era una moneda de cambio, una puta, un
mercenario. Querían destruirles y no sabían que con ello me destruían a mi.
Pero siempre un profesional, así es el ingeniero, aunque no se lo merezcan,
porque no se lo merecían, y lo sigo pensando.
Salí de forma que nadie se esperaba, porque de los sitios
hay que irse bien, y empezaba la nueva a aventura.
Es difícil encajar en un sitio que no quieres estar y en el
que la mayoría de los que tienen que entenderlo, tampoco quieres que estés, o
no con tus condiciones, que son las que hay y no otras.
Algunos soldados y soldada lo entienden, el resto ya me dan
igual. Me desaprovecharon, quizá yo no puse mucho de mi parte, no lo voy a
negar. Pero es que hay una gran diferencia entre pedir la cosas y exigirlas,
por mucho dinero que pusieran a final de mes, que lo ponían. En ese único buen
día del mes.
Tiene la parte buena de recuperarla, aunque solo fuera un
mesecito, nos habíamos dado por perdidos, pero siempre es un placer el trabajar
y pasar los días a su lado, ese pasado que no se olvida. Aunque había
significado otras muchas separaciones, solo con la diferencia de que no iba
todos los días, y total, también deje de ir, ni tan siquiera los días de
partido.
Salvo en el extraño final, no falto ni un buenos días,
siempre el emoticono de oculto cuando estaba donde no debía. Sus cosas
curiosas, ese becario pulcro y procedimental que podía ser mi padre, el tener
que explicar y explicar tantas cosas, decir cada fin de mes que no era autónomo
(ese era el nivel) y el colofón de Canadá (que ha que dar gracias a los fallos
en la administración pública, aunque si hubiera tenido que ir, hubiera ido, y
eso que eran tiempos complejos de agenda).
Pero no funcionó, y ese día que sabía que nos íbamos a
volver a ver, esa mañana, se empezó a fraguar todo. No lo voy a negar, ellas
los saben, hubo un momento en que lo dejé por imposible, perdí toda la
esperanza, asumí mi error y creía saber que me lo merecía y que no podían darse
las circunstancias.
Y de repente, se dieron, en Junio estaba marcada la fecha,
menuda montaña rusa de mes (que gran metáfora se me ocurrió hace tantos y
tantos años). Y volví, y allí estaban, y parecía que no me había ido, habían
sido unas vacaciones largas, unas semana de muchas reuniones, y ahí estaba,
dispuesto a comerme el mundo. Donde quería estar, a veces el dinero no
compensa, y el chaval se lo hizo entender al ingeniero.
Pasó Junio y el empuje se fue perdiendo, el ingeniero es un
hombre de acción y le cuesta estar parado, ni tan siquiera ahora se quiere
hacer a la idea, y hay días que se queja amargamente.
Pasó el verano, yendo, dejando otras cosas de lado, porque
era el sitio indicado.
Pero llego septiembre, y ella se marcho, y los días
empezaron a ser un poco más oscuros, a costar más, la tensión no se iba, no
existen esas palabras que ella tanto conoce, ni esos viajes tan necesarios
rumbo al palacio. Ha habido alguna letra, pero ya no es lo mismo, cierto que yo
no soy el mismo tampoco, y que todo me cuesta más. Pero aunque no hablemos de
ello, aún no lo he superado.
Cómo ves, el ingeniero ha estado muy ocupado, ha colmado
mucho tiempo, demasiadas horas, pero es parte de ello, y Junio lo atestigua,
joder que bien estaba, era el mejor momento, lo había recuperado todo, pero no
todo se puede tener, o siempre se quiere más, y se peleó demasiado, era el
momento de jugar y volver a perder, la caída fue desde demasiado alto, quizá
las secuelas aún están en alguna respiración y en cada estornudo y tosido. Pero
eso fue Junio…. Hay bastante diversión antes.
Han sido menos, pero como es de esperar, también ha sido año
de bodas y despedidas, y sobre todo de viajes. He cocinado y disfrutado con
ello, todo en su justa medida.
La primera visita a Duseldorf para ser un friky más,
aparentando que sabía algo, confiado por la confianza que ellos había
depositado en mi. Una ciudad muy fea, un hotel para enamorarse y estar
enamorado, para apuntar a la lista de ir con una futura ella. Unas costumbres
diferentes, sin recena, sin entender el jagger. Jugando y viviendo la
experiencia.
Amsterdam y esa despedida tan esperada y llena de
incertidumbre, pero algo tiene ese país que al poco tiempo se disipo, nada
mejor para limar lo que hubiera que liarse a golpes de barcas del ovejo. Porque
siempre el tricount lo aguanta todo, parece que es INVENCIBLE como lo fuimos
nosotros.
Nació Pablo, mi ahijado. Ese orgullo que no se puede
explicar, y que espero estar a la altura, seguro que me ayudas con ello.
Finales de Julio, Tomorroland, vaya festival. Una
experiencia a vivir y a querer seguir viviendo. Pasar del los extremos del
verano a los del invierno, Europa al fin y al cabo. Volveré pero haciendo sol
todo el tiempo.
Agosto ha sido muy extraño, no ha habido barco y lo he
echado tanto de menos. Esa locura, esa semana que no importa nada más que esos
pequeños metros de convivencia en familia. Esa familia que este año ha seguido
peleando, con sus grandes noticias que merecen y esos golpes que duelen en el
alma, cuida a todos por ahí arriba que yo intentaré hacer lo mismo aquí abajo.
Las nuevas incorporaciones que sin saberlo, nos alegran todos y cada uno de los
días, la familia crece y no somos sectarios, no es nuestra culpa de que el
resto sean una puta mierda.
Ha tenido ese fin de semana tan peculiar y lleno de juerga,
con su Montecarlo y todas las nuevas miembras que estarán siempre invitadas,
ese resumen de todo lo que se puede hacer concentrado en unas pocas horas.
Las fiestas de Septiembre no han sido lo esperado, no puedo
decir nada más, sigo teniéndolas idealizadas y puede que me esté equivocando,
que me siga equivocando, que ya no tenga edad para estas cosas, que siga teniendo
ilusión en cosas que ya no importan y no me he dado cuenta, que yo no lo haya
olvidado y debería.
Y llegaron las esperadas vacaciones…. Por fin, volviendo a
romper las tradiciones de trabajar en ese lugar, igual era un presagió, no lo
entiendo, pero ahora voy luego, que me he saltado cosas, y aun me quedan
bastantes letras por juntar.
Quizá me he saltado Junio, descarriló la montaña rusa, iba
con tanto impulso que no medí ninguna consecuencia, que no vi en ningún momento
que algo pudiera fallar, creo que aún me dura la resaca.
Te he comentado que ha habido bodas, y despedidas, una de
ellas de Amsterdam que ya no te he contado. Otra que pudo romper demasiadas
cosas, pero que es mejor mantenerse callado y obrar en consecuencia en otro
momento. Han sido divertidas, como las bodas, o la parte que soy capaz de
acordarme de ellas. Fuego y calor; frio y lluvia. Portarse tan mal y tan bien
al mismo tiempo, da igual, es siempre compartirlo con ellos.
Sólo te he hecho una mínima mención al palacio, ya sabes que
es el sitio donde relajarse de la vida (esa gran contradicción) el primer año
completo sin Luka, y este final con el daño de Niko. El triple de Carroll que
en tantas fotos ha salido, no es de Palacio, pero ese Viernes de Septiembre
gritando y demostrando que hay muchas formas de jugar y nosotros sabemos
hacerlo de una, que es ganar. Es deporte, se que no lo entienden, puede que tu
tampoco, pero seguro que te acuerdas de cuando lo veíamos y como nos mirabas, y
esa es la magia, la que a veces se ha olvidado.
Este año he andado mucho, esos paseos revitalizadores.
Caminar como concepto. Sentirse tan a gusto, tan bien. La buena compañía
arreglando el mundo, no mirar el reloj, solo los pasos, marcar el ritmo y
superarlo, esa sensación de libertad, como el mundo deja de importar más allá
del siguiente paso. Jugar por jugar sin ningún motivo más, como siempre ha
debido ser, sin tener ningún objetivo, sin buscar nada en el camino, que te
sorprenda y que el mundo, poco a poco, para quien se lo merezca (que no creo
que sea yo) se vaya arreglando.
Y estaba fuerte, muy fuerte. Pero lo estaba. No te voy a
engañar, a ti nunca lo hago. Iba a empezar a escribir anoche, tenía una buena
excusa, llovía, te podría haber dicho que aunque hubiera querido, no se daban
las circunstancias adecuadas. Pero te hubiera mentido.
Llevo un mes sin salir, desde que empezaron las vacaciones,
en uno de los 27.000 pasos del primer día, algo fallo, ni idea el que. Algo tan
repetitivo que ni costaba, en alguno de ellos, algo se jodió y se fue a la
mierda, digno colofón a un año. Solo me quedaba andar, los kilómetros por
delante para arreglar el camino. Lo que me quedaba, lo que me servía para que
todo lo demás no importara. Quizá ese día que te he comentado fue un aviso,
pero es que ya no tenía miedo, ya me daba igual, tenía planes para todo estos
caminos, y se han esfumado. Si algo tengo es mi independencia, quizá lo único
que me pertenece al 100% y quizá lo que me cuesta compartir y por eso estoy
como estoy, pero eso, ni tan siquiera, ya lo tengo. Mi nueva amiga no me gusta,
no la quiero.
Ya sabes, en un par de semanas paso por el taller, dicen que
es poco. Pero es volver a todos los miedos. No me atreví a que fuera el 27 de
Noviembre, ese es el primer mensaje que te da el miedo, y ya lo tengo. Me ha
costados años y años no pensarlo, volver a la normalidad, atreverme a eso que
daba por imposible. Y si es solo una rodilla, pero significa tantas y tantas
cosas.
Se que casi nada de lo que aquí aparece no te gusta, que
igual debería ir contándolo según surge y no guardarlo, pero es que da igual,
no importa, nunca lo ha hecho, espero poderte contar otras cosas el año que
viene, pero he aprendido este año que las ilusiones son grandiosas, te hacen de
reponerte de todo y contra todo, esa sensación es magnifica, pero cuando no se
completa, ay cuando no se completa… quizás nunca se complete, no lo entiendo,
no se como hacerlo, y el golpe, cada vez es más duro, cada vez tengo más años,
el cuerpo se resiente más, y tarda en recuperarse mucho más tiempo, tanto, que
aún no sé si lo he conseguido (he dicho que no te iba a mentir, e igual si lo
he hecho, si lo sé)
Lo siento.
Sabes que cuando la encuentre la llevaré a verte. Lo estoy
intentando aunque no sé como. Es tan complicado, aún ni yo lo tengo claro.
Hace tiempo que no voy, ya sabes los motivos, no se cuando
podré.
Lo siento.
Sabes que estas letras son solo para ti abuela, por eso de
que solo hablamos una vez al año. Nunca escribo para que me lean, solo por lo
que necesito, a veces he explicado alguna de ellas, ni lo releo. Pero estas son
solo para ti, me da igual el resto, tu me conoces abuela, y te sigo echando de
menos. Dale recuerdos al señor Martín, allí donde el creía que estaríais.