lunes, 18 de noviembre de 2019

Hola Abuela (2019)


Hola Abuela

¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo que hubiera dicho al llamar.

Te escribo porque hace mucho tiempo, así como siete años, que no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber sacado un rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida, para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento mucho de verdad.

Seguir recordando y copiando lo que escribí hace siete años  y repetí en los siguientes no sería justo, te mereces mejores palabras, mejores recuerdos, aunque no se si los tengo. Lo siento.


Ya estoy delante del folio en blanco, aunque no te voy a mentir, muy en blanco  no está. Los párrafos de inicio y final de otras veces, que siempre se repiten, ya están puestos.

En la mesa hay restos de paquetes de chocolatinas y una botella que no debería estar ahí, lo había conseguido dejar, creía que lo había superado, pero no, ahí está, he vuelto a caer, después de dos meses, esa última que iba a ser en esas fiestas que nos gustaba tanto compartir, ha quedado en el olvido. No he sido tan fuerte, he caído, a pesar de haberlo prometido. Como con tantas y tantas cosas.

En la tele, cuando he empezado estaba un partido de fútbol, creo que vamos 4-0. Uno de tantos que me han dejado importar, ya sabes los motivos. Ahora están las noticias, está el tema calentito, pero eso da igual, no íbamos a hablar de eso. Te cuento todo lo que te debo

Ha sido un mal año. Mira que lo he intentado, he peleado con todo, como siempre, hasta ha habido un momento que me lo he creído, me tiré a la piscina, me iba a comer el mundo, me ha engullido.

Te conté hace un año, que por pocas semanas, iba la cosa muy bien, no sé si te dije que esperaba que fuera solo momentáneo, que todo iba a ir a mejor seguro. Saltó por los aires.

Ahora sigo, que me llaman al teléfono, es tu hija.

Por donde iba, ah si, el se recuperó, yo estaba muy fuerte en lo físico, pero estaba siendo todo tan complicado, necesitaba esos días que aún no he podido tener (ahora en un rato te cuento).

La siguiente vuelta de tuerca la dio el ingeniero, salto la bomba. Y dolió, y mucho. Era mi casa, yo me tenía que ir y ellos sabían que me tenía que ir. Nunca oculte nada, pesara a quien pesara, yo no soy de hacer nada por la espalda, y menos aún si es con la gente con la que comparto el día a día, que me hizo hace tiempo recuperar la ilusión, que han aceptado al ingeniero y al otro. Mentir a tanta gente fue muy difícil, yo lo sabía, puede ser que el primero de todos. Y era una moneda de cambio, una puta, un mercenario. Querían destruirles y no sabían que con ello me destruían a mi. Pero siempre un profesional, así es el ingeniero, aunque no se lo merezcan, porque no se lo merecían, y lo sigo pensando.

Salí de forma que nadie se esperaba, porque de los sitios hay que irse bien, y empezaba la nueva a aventura.

Es difícil encajar en un sitio que no quieres estar y en el que la mayoría de los que tienen que entenderlo, tampoco quieres que estés, o no con tus condiciones, que son las que hay y no otras.

Algunos soldados y soldada lo entienden, el resto ya me dan igual. Me desaprovecharon, quizá yo no puse mucho de mi parte, no lo voy a negar. Pero es que hay una gran diferencia entre pedir la cosas y exigirlas, por mucho dinero que pusieran a final de mes, que lo ponían. En ese único buen día del mes.

Tiene la parte buena de recuperarla, aunque solo fuera un mesecito, nos habíamos dado por perdidos, pero siempre es un placer el trabajar y pasar los días a su lado, ese pasado que no se olvida. Aunque había significado otras muchas separaciones, solo con la diferencia de que no iba todos los días, y total, también deje de ir, ni tan siquiera los días de partido.

Salvo en el extraño final, no falto ni un buenos días, siempre el emoticono de oculto cuando estaba donde no debía. Sus cosas curiosas, ese becario pulcro y procedimental que podía ser mi padre, el tener que explicar y explicar tantas cosas, decir cada fin de mes que no era autónomo (ese era el nivel) y el colofón de Canadá (que ha que dar gracias a los fallos en la administración pública, aunque si hubiera tenido que ir, hubiera ido, y eso que eran tiempos complejos de agenda).

Pero no funcionó, y ese día que sabía que nos íbamos a volver a ver, esa mañana, se empezó a fraguar todo. No lo voy a negar, ellas los saben, hubo un momento en que lo dejé por imposible, perdí toda la esperanza, asumí mi error y creía saber que me lo merecía y que no podían darse las circunstancias.

Y de repente, se dieron, en Junio estaba marcada la fecha, menuda montaña rusa de mes (que gran metáfora se me ocurrió hace tantos y tantos años). Y volví, y allí estaban, y parecía que no me había ido, habían sido unas vacaciones largas, unas semana de muchas reuniones, y ahí estaba, dispuesto a comerme el mundo. Donde quería estar, a veces el dinero no compensa, y el chaval se lo hizo entender al ingeniero.

Pasó Junio y el empuje se fue perdiendo, el ingeniero es un hombre de acción y le cuesta estar parado, ni tan siquiera ahora se quiere hacer a la idea, y hay días que se queja amargamente.

Pasó el verano, yendo, dejando otras cosas de lado, porque era el sitio indicado.

Pero llego septiembre, y ella se marcho, y los días empezaron a ser un poco más oscuros, a costar más, la tensión no se iba, no existen esas palabras que ella tanto conoce, ni esos viajes tan necesarios rumbo al palacio. Ha habido alguna letra, pero ya no es lo mismo, cierto que yo no soy el mismo tampoco, y que todo me cuesta más. Pero aunque no hablemos de ello, aún no lo he superado.


Cómo ves, el ingeniero ha estado muy ocupado, ha colmado mucho tiempo, demasiadas horas, pero es parte de ello, y Junio lo atestigua, joder que bien estaba, era el mejor momento, lo había recuperado todo, pero no todo se puede tener, o siempre se quiere más, y se peleó demasiado, era el momento de jugar y volver a perder, la caída fue desde demasiado alto, quizá las secuelas aún están en alguna respiración y en cada estornudo y tosido. Pero eso fue Junio…. Hay bastante diversión antes.

Han sido menos, pero como es de esperar, también ha sido año de bodas y despedidas, y sobre todo de viajes. He cocinado y disfrutado con ello, todo en su justa medida.

La primera visita a Duseldorf para ser un friky más, aparentando que sabía algo, confiado por la confianza que ellos había depositado en mi. Una ciudad muy fea, un hotel para enamorarse y estar enamorado, para apuntar a la lista de ir con una futura ella. Unas costumbres diferentes, sin recena, sin entender el jagger. Jugando y viviendo la experiencia.

Amsterdam y esa despedida tan esperada y llena de incertidumbre, pero algo tiene ese país que al poco tiempo se disipo, nada mejor para limar lo que hubiera que liarse a golpes de barcas del ovejo. Porque siempre el tricount lo aguanta todo, parece que es INVENCIBLE como lo fuimos nosotros.

Nació Pablo, mi ahijado. Ese orgullo que no se puede explicar, y que espero estar a la altura, seguro que me ayudas con ello.

Finales de Julio, Tomorroland, vaya festival. Una experiencia a vivir y a querer seguir viviendo. Pasar del los extremos del verano a los del invierno, Europa al fin y al cabo. Volveré pero haciendo sol todo el tiempo.

Agosto ha sido muy extraño, no ha habido barco y lo he echado tanto de menos. Esa locura, esa semana que no importa nada más que esos pequeños metros de convivencia en familia. Esa familia que este año ha seguido peleando, con sus grandes noticias que merecen y esos golpes que duelen en el alma, cuida a todos por ahí arriba que yo intentaré hacer lo mismo aquí abajo. Las nuevas incorporaciones que sin saberlo, nos alegran todos y cada uno de los días, la familia crece y no somos sectarios, no es nuestra culpa de que el resto sean una puta mierda.

Ha tenido ese fin de semana tan peculiar y lleno de juerga, con su Montecarlo y todas las nuevas miembras que estarán siempre invitadas, ese resumen de todo lo que se puede hacer concentrado en unas pocas horas.

Las fiestas de Septiembre no han sido lo esperado, no puedo decir nada más, sigo teniéndolas idealizadas y puede que me esté equivocando, que me siga equivocando, que ya no tenga edad para estas cosas, que siga teniendo ilusión en cosas que ya no importan y no me he dado cuenta, que yo no lo haya olvidado y debería.

Y llegaron las esperadas vacaciones…. Por fin, volviendo a romper las tradiciones de trabajar en ese lugar, igual era un presagió, no lo entiendo, pero ahora voy luego, que me he saltado cosas, y aun me quedan bastantes letras por juntar.

Quizá me he saltado Junio, descarriló la montaña rusa, iba con tanto impulso que no medí ninguna consecuencia, que no vi en ningún momento que algo pudiera fallar, creo que aún me dura la resaca.

Te he comentado que ha habido bodas, y despedidas, una de ellas de Amsterdam que ya no te he contado. Otra que pudo romper demasiadas cosas, pero que es mejor mantenerse callado y obrar en consecuencia en otro momento. Han sido divertidas, como las bodas, o la parte que soy capaz de acordarme de ellas. Fuego y calor; frio y lluvia. Portarse tan mal y tan bien al mismo tiempo, da igual, es siempre compartirlo con ellos.

Sólo te he hecho una mínima mención al palacio, ya sabes que es el sitio donde relajarse de la vida (esa gran contradicción) el primer año completo sin Luka, y este final con el daño de Niko. El triple de Carroll que en tantas fotos ha salido, no es de Palacio, pero ese Viernes de Septiembre gritando y demostrando que hay muchas formas de jugar y nosotros sabemos hacerlo de una, que es ganar. Es deporte, se que no lo entienden, puede que tu tampoco, pero seguro que te acuerdas de cuando lo veíamos y como nos mirabas, y esa es la magia, la que a veces se ha olvidado.

Este año he andado mucho, esos paseos revitalizadores. Caminar como concepto. Sentirse tan a gusto, tan bien. La buena compañía arreglando el mundo, no mirar el reloj, solo los pasos, marcar el ritmo y superarlo, esa sensación de libertad, como el mundo deja de importar más allá del siguiente paso. Jugar por jugar sin ningún motivo más, como siempre ha debido ser, sin tener ningún objetivo, sin buscar nada en el camino, que te sorprenda y que el mundo, poco a poco, para quien se lo merezca (que no creo que sea yo) se vaya arreglando.

Y estaba fuerte, muy fuerte. Pero lo estaba. No te voy a engañar, a ti nunca lo hago. Iba a empezar a escribir anoche, tenía una buena excusa, llovía, te podría haber dicho que aunque hubiera querido, no se daban las circunstancias adecuadas. Pero te hubiera mentido.

Llevo un mes sin salir, desde que empezaron las vacaciones, en uno de los 27.000 pasos del primer día, algo fallo, ni idea el que. Algo tan repetitivo que ni costaba, en alguno de ellos, algo se jodió y se fue a la mierda, digno colofón a un año. Solo me quedaba andar, los kilómetros por delante para arreglar el camino. Lo que me quedaba, lo que me servía para que todo lo demás no importara. Quizá ese día que te he comentado fue un aviso, pero es que ya no tenía miedo, ya me daba igual, tenía planes para todo estos caminos, y se han esfumado. Si algo tengo es mi independencia, quizá lo único que me pertenece al 100% y quizá lo que me cuesta compartir y por eso estoy como estoy, pero eso, ni tan siquiera, ya lo tengo. Mi nueva amiga no me gusta, no la quiero.

Ya sabes, en un par de semanas paso por el taller, dicen que es poco. Pero es volver a todos los miedos. No me atreví a que fuera el 27 de Noviembre, ese es el primer mensaje que te da el miedo, y ya lo tengo. Me ha costados años y años no pensarlo, volver a la normalidad, atreverme a eso que daba por imposible. Y si es solo una rodilla, pero significa tantas y tantas cosas.


Se que casi nada de lo que aquí aparece no te gusta, que igual debería ir contándolo según surge y no guardarlo, pero es que da igual, no importa, nunca lo ha hecho, espero poderte contar otras cosas el año que viene, pero he aprendido este año que las ilusiones son grandiosas, te hacen de reponerte de todo y contra todo, esa sensación es magnifica, pero cuando no se completa, ay cuando no se completa… quizás nunca se complete, no lo entiendo, no se como hacerlo, y el golpe, cada vez es más duro, cada vez tengo más años, el cuerpo se resiente más, y tarda en recuperarse mucho más tiempo, tanto, que aún no sé si lo he conseguido (he dicho que no te iba a mentir, e igual si lo he hecho, si lo sé)


Lo siento.







Sabes que cuando la encuentre la llevaré a verte. Lo estoy intentando aunque no sé como. Es tan complicado, aún ni yo lo tengo claro.

Hace tiempo que no voy, ya sabes los motivos, no se cuando podré.


Lo siento.


Sabes que estas letras son solo para ti abuela, por eso de que solo hablamos una vez al año. Nunca escribo para que me lean, solo por lo que necesito, a veces he explicado alguna de ellas, ni lo releo. Pero estas son solo para ti, me da igual el resto, tu me conoces abuela, y te sigo echando de menos. Dale recuerdos al señor Martín, allí donde el creía que estaríais.