Hola Abuela
¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo
que hubiera dicho al llamar.
Te escribo porque hace mucho tiempo, así como siete años, que no hablamos. Lo siento. Se que estoy muy liado, pero debería haber
sacado un rato para contarte como van las cosas, como me está tratando la vida,
para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento
mucho de verdad.
Seguir recordando y copiando lo que escribí hace
siete años y repetí en los siguientes no sería justo, te mereces mejores
palabras, mejores recuerdos, aunque no se si los tengo. Lo siento.
Vengo de dar una vuelta, diría que calado hasta los huesos,
pero el abrigo era bueno. He ido pensando en estas letras, pero como acostumbro
con ellas, no me las he guardado, contigo no puede haber nada premeditado, no
sería justo, y hay que ir sintiéndolo por el camino.
He salido, e igual no debería, no es el momento de hacer
tonterías. Este mañana no he ido al palacio y no es por la resaca, ni por el
sueño, de esto he tenido muy poco este año, en el que podría decir que me estoy
portando muy bien en ese aspecto, y tratando de que sea divertido.
Hay 4 días de copas (literales, no se van a encontrar más)
que ya te contaré más adelante. Por el resto, quizás no es seguir con el miedo,
ya no sé si lo tengo, me he acostumbrado a él, o simplemente lo he asumido y la
única manera de seguir adelante es comprenderlo.
17 kilos y los que quedan lo atestiguan. No sé cuanto
kilómetros y altas medias de paseo junto con alguna carrera lo atestiguan.
Aunque la verdad no sé si los resultados que toca empezar a ver cuando tengo
que empezar la racha de pruebas serán positivos. Ya no lo fueron y no lo
entendí. Quizás hay muchos excesos aún en el cuerpo, quizás son irreversibles.
Tantos quizás que depende de una salud que físicamente ahora se encuentra tan
bien.
Repasando a ver como te lo he contado otros años, que quizás
no debería, recuerdo que el año pasado fue esencialmente malo pero que se fue
mejorando y que tenía muchas fechas marcadas en el calendario, que todo había
empezado a mejorar. Que si hubiera escrito antes, hubiera sido muy diferente.
Y más o menos pasa lo mismo, pero con un punto de vista
inverso, si hubiera hablado contigo unas semanas antes, sería tan diferente. A
ver como sigo, porque no lo tengo muy claro, estoy tan cansado (y nada que ver
con el sueño, que lo respeto, tantos días que sin ver un 23 en la hora ya he
estado durmiendo).
Ha sido un año muy divertido, ese año de bodas y despedidas
que tanto y tanto he disfrutado.
Charanga. Barbacoa. Capea. Mapache. Piara en Croacia.
Blanconieves. Tampoco quiero entrar en mucho detalle de las juergas. Prefiero
quedármelas para mi, han sido muy divertidas, he visto disfrutar a tanta y
tanta gente. Solo querer pasárselo bien por el simple hecho de que va a haber
un acontecimiento feliz.
Las he vivido desde una barrera diferente, esa que la salud
te obliga. Pero eso nunca ha sido necesario, la botella era una compañía, un
placer que degustar, pero no una necesidad para disfrutar. Ya lo has visto, los
detalle están publicados y vistos. Las sonrisas de todos esos días.
Ese disfrutar y que no sea esfuerzo ni ningún sacrificio la
organización, cuando la única misión es divertirse, el resto sale y fluye solo.
Y nos hemos divertido mucho.
Así también ha pasado con esas fiestas que sabes que tanto
me gustan. Han sido un poco diferentes, y esta vez no le voy a echar la culpa a
la falta de botella. Se ha salido como siempre, todos los días que ha sido
posible. Compaginándolo con un ingeniero que le viene dando igual un poco todo.
Pero no sabría decirte que ha pasado, o sí, no lo sé. Es bastante confuso. A mi
se me ha olvidado el camino y quizá se olvidaron de mi los motivos. Podría
resumirse en que han sido un poco menos verde.
Algún día que ha sido muy injusto, en que la vida ya sabes
que es bastante hija de puta y perdóname por la expresión, pero que hay que
pelearlos también, sin saber como, sin saber donde estas o si estas donde
debes. Esa pelea nunca la voy a dejar, cuando alguien lo necesite, cuando se
olvide de su sonrisa, ya me olvidaré yo de todo lo demás para que se vuelva a
recordar.
El descanso de Agosto, con tanta tormenta a diestro y
siniestros. Improvisar, si es con ellos, no importa. Un barco en familia en
toda regla, disfrutado, tanto, cada momento, con sus locuras e Ushuaia y luchas
contras las tormentas, sin importar las picaduras, con toda la confianza que te
da el mar y toda una tripulación con ganas de desconectar. Los días posteriores
un poco más largos de lo esperado porque se empezaba a torcer la historia,
aunque ellos no lo supieran, haciéndolos perfectos como ellos solo saben. Quizá
el último viaje pulpi, una experiencia soñada.
Unas vacaciones con calzador, que no sirven para nada. Las
esperanzas puestas no valen para ser compartidas, ceñirse a un horario, trata de
excusarte en el deporte y busca otra manera para volver y hacer lo que debías.
Y entramos en las fechas señaladas. Intentaré no extenderme
mucho y solo dar unas pinceladas, esos días, cuando se me hubiera pasado la resaca,
que si que tocaba.
El uno de septiembre, esa boda tan para nosotros. La gran
deseada
El quince de septiembre,
el agua que no consigue decepcionar.
El doce de octubre, esa diversión sin frenos, con fotos y
tanto alcohol.
El 27 de Octubre, tan ellos, contrarrestando un maldito día ya en los malos tiempos. El
perfecto fin de ciclo.
Y entonces uno se marcha, y ya saber para qué, esta vez si
solo, con la lección sin aprender, tratando de ser siempre el mismo aunque no
se entienda, tratando de hacer las cosas bien aunque no se entienda, siempre
con la misma actitud aunque no se entienda, solo con fuerzas para no entender
nada. Con la misión de que pasen los días y que sea el mar quien decida.
Rompiendo una de las reglas de oro de no trabajar en ese
lugar, que es solo para el olvido, un primer día de lluvia que no frena, hasta
que todo salta por lo aires, y vuelves a darte cuenta que da igual lo que uno
necesite, todo lo que tenga que olvidar, todo lo que tenga que arreglar, todo
lo que tenga que asumir, da igual. No hay derechos y dan igual las necesidades,
y no sirven para nada. Hay que volver y ponerse la careta, solo a la espera de
los que tales ajenos, sin que importe otra cosa, sin que se pare a pensar
porque te has tenido que ir, porque lo necesitabas, porque has tenido que
repetir la huida. Todo eso da igual, porque hay que volver, así es la vida. Da
igual lo cansado y harto que estés, todo da igual.
Y en esas estamos, cansado y harto, como el ingeniero. No
entiende tantas cosas, no se calla ninguna, pero poco pueden hacer las putas
baratas (perdón otra vez pero no hay otro calificativo para la labor que lleva
el ingeniero desempeñando este tiempo, ya demasiado). Va a venderse, le mandan
lo que saben que no le gusta, pero lo hace. No está de acuerdo con el camino a
seguir, pero lo hace. Le piden opinión para luego no tenerla en cuenta, siempre
hay un motivo para hacerlo aunque ese motivo no tenga ningún sentido. Y además
se ríen, y la cara colorada y rota es la suya. Pero también da igual, lo
seguirá haciendo , porque siempre ha sido el mejor.
Por ponerlo, que este párrafo podría ir en cualquier sitio,
tienen tan o tampoco sentido como lo tiene el deporte. Lo del fútbol ya lo
sabes, desde que no le llamo, se hace muy complicado, y eso que seguimos
ganando mucho.
En el palacio, ese sitio que tan bien hace, este año hemos
disfrutado y echado de menos aunque seguía en pista a Luka, porque se ha ido, y
es lo que tenía que hacer, pero nos ha hecho tan felices… y siempre a quien te
ha hecho feliz, le despides con la alegría de que va a algo mejor, pero con esa
pequeña tristeza que ese mejor que no eres tu. Y luego está la vuelta de Llull,
ese ejemplo, esos dos partidos contra panathinaikos. Ya estábamos todos,
nuestra sangre y nuestro corazón, todo en casa, juntos. Para acabar ganando una
euroliga en mi salón.
Este año me está costando todo mucho más, demasiados planes
o imprevistos, trataré de ir más, he encontrado un buen retiro para hacer
tiempo.
Vengo de un día de sorpresas y divertido, quizás una secta,
pero mi forma de vida.
No sé si me dejo algo, tampoco lo voy a releer, igual he
dicho algo que no debo, me da igual. Ha sido un año muy divertido, aunque esa
diversión, así, solo a veces duela y lo haga mucho. El tiempo pasa muy rápido, fíjate,
tanto como estos 7 años.
Sabes que cuando la encuentre la llevaré a verte. Lo estoy
intentando aunque no sé como. Es tan complicado, aún ni yo lo tengo claro.
Hace tiempo que no voy, ya sabes los motivos, no se cuando
podré.
Lo siento.
Sabes que estas letras son solo para ti abuela, por eso de
que solo hablamos una vez al año. Nunca escribo para que me lean, solo por lo
que necesito, a veces he explicado alguna de ellas, ni lo releo. Pero estas son
solo para ti, me da igual el resto, tu me conoces abuela, y te sigo echando de
menos. Dale recuerdos al señor Martín, allí donde el creía que estaríais.
No hay comentarios:
Publicar un comentario