domingo, 22 de enero de 2012

Vacaciones de Enero


Primer día:

Bueno, pues como estoy hecho a escribir diarios, esta vez no va a ser diferente, mantengamos las costumbres, que no se si serán buenas o malas pero son las mías, así que vamos a ello.

Como siempre, cualquier parecido con la realidad es totalmente cierto, seré objetivo cuando tenga que serlo y totalmente subjetivo también cuando sea menester.

El día empieza temprano, muy temprano, más temprano que cuando empieza temprano para ir a trabajar, una media hora antes, ducha, desayuno como es menester, terminar de completar la maleta con las cosas de última hora y empezar a ver que la maleta va a ser un trasto desconsiderado que no me va a facilitar el viaje.

Bien sea por el peso, bien sea por el exceso de capacidad, por poner la bolsa del portátil encima, pero no, las ruedas no van bien y en vez de cuatro hay que usar sólo dos y el resto, fuerza bruta. Hace frío en la calle (y esto es un detalle importante) pero bien abrigado se soluciona.

Metro y a la Renfe, como es de esperar hay prisas que no tienen en consideración una maleta que pesa como un muerto, y más que prisas yo llamaría desconsiderados y maleducados, especialmente esa típica señora que con conforme con casi tirarte cuando estas subiendo la maleta, se pasa todo el viaje haciéndose la dormida y metiéndote el codo el dándote con la pierna.

Llegar a Atocha, aprovisionarse. Es curioso, me encantan las chips ahoya (no se si se escribe así, las galletitas con trozo de chocolate) pero sólo las como cuando cojo el tren y las compro en la cafetería de la estación, para acompañarlas una coca cola.

Separo el siguiente punto, porque tras mucho tiempo he vuelto a comprar el periódico en papel y es una sensación que  me encanta, quizá los horarios ahora no me lo permitan hacer, pero es un lujo, pasar una hoja, después otra…. Llamadme clásico.

Ya en el vagón, la verdad es que el asiento es amplio y cómodo, a lo mejor toca echarse un sueño, que el Sol, como bien conozco, aun no ha salido.

La película va a cachos, Blackthorn es la susodicha, no me entero, parece que me duermo, no veo ni escucho Puertollano, ni Ciudad Real. Un túnel, mucha niebla, al siguiente paisaje congelado, vuelvo a mirar, parece que es Sol está ganando la batalla, debemos estar en Córdoba.

Sevilla, Jerez, el puerto, sándwich de por medio a la  hora del desayuno, después de casi 4 horas, la última media interminable, ya sólo queda el taxi (muy soso) que te lleva a casa.

Abrir las ventanas, sorprenderme con como esta colocada, llevaba yo mucho tiempo sin venir por aquí, y he quedado gratamente sorprendido, está bien pensado y bien hecho. Sería un mundo lleno de posibilidades, el problema es que las posibilidades no vienen, pero bueno, eso es harina de otro costal.

Ir al Mercadona con lista y coger lo que hay y lo que no hay en ella. Volver, colocar, comer las albóndigas de tupper, unas fresas y al sofá, que  hay siesta, mientras los revueltos están yo duermo.

Se acaban, y a la playa a dar un paseo, es curioso (y ahora entra lo del frío) como he salido a la calle sólo con una sudadera y me ha sobrado, y en casa agradecería ponerme hasta la braga  (para el cuello), las temperaturas y condiciones de esta tierra, que son curiosas (y me traen demasiados recuerdos de otras playas, será que el radiador y calefactor es el mismo, distinto frío mismas razones).

Para ser el primer día, hasta la casita, que supone casi 2 horas de paseo, volver que parece que no llega la salida para subir a tierra firme, palomitas, unos kikos, algo de balonmano (Que por cierto no se como han quedado) y partir hacia el bar. El Real Madrid espera.

No quiero alargarme con el tema del fútbol, sólo diré que estoy encabronado, y que podéis seguir adulando a Mou, ese que sale en el Bernabéu a defenderse, y le meten dos goles, ese que se ríe con la alineación que ha puesto (y que conste que Altintop defensivamente ha estado bien, aunque luego no era capaz de dar un pase), y no quedándose a gusto, saca a Granero para jugar al fútbol cuando ya no hay tiempo para nada. Otra vez más, cargándose la historia, y si probamos a jugar al fútbol a ver que pasa, no se, a lo mejor ganamos, y sino, no sería diferente a lo de ahora, pero yo por lo menos no me sentiría avergonzado. Ahí, y Pepe, te puedes ir del Real Madrid YA, no te mereces esa camiseta.

Vuelta a casa, entras a casa y notas que no te hace falta quitarte el abrigo, que incluso te viene hasta mejor que estando fuera.

Y ahora estoy en la cama, no se si voy a empezar a darle vueltas a mis asuntos, duermo con una almohada desconocida y nos tendremos que poner al día, y la verdad es que no se si me apetece o no hablar con ella. Pero bueno, tengo sueño, así que creo que no será muy pesada. Mañana sigo (aunque esto se lea todo junto a partir de que vuelva).

Segundo día:

Hoy me he acordado un montón de la playa. Técnicamente estoy en la playa pero creo que todos sabemos (o por lo menos yo) de lo que me refiero cuando hablo de la playa.

Y ahora puede que esperéis que me ponga trascendental, pero no, el recuerdo es muy sencillo, pero antes de empezar, he de reseñar que esta noche he tenido uno de esos sueños de los que sí te acuerdas, y podría relatarlo con pelos y señales (no preocuparse no lo voy a hacer, no es necesario poner de manifiesto de forma tan clarividente mi locura), pero es un sueño del que se puede estar orgulloso.

Después del sueño (y ahora viene el recuerdo), te mueves mínimamente estando dentro de la cama y, joder que frío. Hay que ser valiente para salir de la cama, pero toca salir porque el calentador no tira. Te abrigas y lo haces funcionar, ya puestos, pues a la ducha, previamente has puesto el calefactor, te llevas la ropa dentro y pones los gallumbos encima para que se calienten, porque sí, dentro de la casa, hace un frío como para no encontrársela.

Una vez duchado, te dispones a ir a desayunar, te abrigas, la braga puesta, el gorro en la mano y el chambergo contundente encima, sales por la puerta, te quitas la braga, el gorro, dejas el abrigo y pasas a coger una sudadera más fina, en la calle sobra y al sol, incluso hace calor.

Para desayunar, mollete (para recordar las buenas costumbres) con paté, y la verdad es que está bueno, vuelta rápida a casa para tender la lavadora que previamente has aprendido a poner y un intento de lectura, pero me he perdido entre prólogos y libros, pero coger un libro ya es un primer paso, aunque creo que voy a seguir prefiriendo escribirlos, también influye que está hasta el estanco cerrado y hoy no ha habido prensa (tampoco es que me haya importado, cosas del cabreo de anoche y tal).

Con todo recogido, una vuelta hacia la playa, hoy camino matinal hacia la izquierda, mucho más irregular, mucho más complicado y que realmente cansa más, a lo mejor tiene algo que ver las dos horas de duración, pero la verdad es que el terrenos era más pesado, y con algún tropezón.

Vuelta, y en pleno Enero, día 19 para ser más exactos, comer en la terraza al solecito y tener que moverse para pillar sombra porque el sol y el calor es excesivo, es algo que creo que es digno de reseñar y por eso lo escribo. Posteriormente, y como es menester, mientras los revueltos una siestecita que el cuerpo agradece, y que permite que a estas horas (previas a dormir en la noche) esté todo lo lúcido que sea posible para escribir.

Se acaba la siesta, y otro paseo, zona derecha, hasta la casita otra vez, sólo hora y media, a lo mejor debería analizar el porque tanto andar, pero he prometido no pensar, y hoy he tenido que luchar para no hacerlo, para no ir al lugar de pensar, coger el móvil y cometer alguna barbaridad, eso me pasa por tender, y también el no tener batería ayuda. Así que lo vamos a dejar en que se está más calentito andando en la playa que en casa en el sofá (negaré siempre haber dicho esto).

Se sigue con la merienda, hoy algo más suaves porque después viene el baloncesto y mi costumbre de abrir una bolsa de patatas con él. Buenas canastas de Singler, grandes contras de Mirotic y a falta de 10 segundos y con el cuéntame apremiante “Con lo listo que eres y piensas que eso no está acabado” (ignorancia), el chacho penetra, dobla mal el balón, Miro tic, amago, dos pasos tiro a un píe, a tabla y dentro 80-81. Fin del partido.

Volver al recuerdo del pan de ajo con queso del Mercadona, bocata de boquerones para redondear la cena, un poquito de cuéntame, y se acaba el día.

Puesto que son más de las 12 (Esto sólo lo se yo, pero tendréis que creerme) y ya estamos en Viernes 20, y ya que el móvil hay que dejarlo fuera de la habitación cargando, tendré que decir aquí, Felicidades y aunque creas que yo hago mucho más, no sabes, no te puedes hacer una idea de todo lo que hay que agradecerte. Pero eso ya te lo pongo en un SMS dentro de un rato cuando me levante.

Así que, se acaba el segundo día, de frío, de recuerdos y de móvil sin batería.

Tercer día:

Pues me llevo un rato pegando con poner otro color de letras y por alguna razón que desconozco no va, no me sale el panel de los colorines, dejémoslo así pues, ya que posiblemente donde esto vaya luego publicado tenga el mismo color negro todo.

Que ganas de toser me están entrando ahora, debe de ser el frío.

Antes de empezar con el día de hoy falta algo de la noche de ayer, cierras el ordenador después de escribir, apagas la luz y procedes a empezar a dormirte, el oído parece que no está recuperado del todo y lo notas un poco taponado, para evitarlo siempre te han dicho que soples fuerte con la nariz tapada, y ahí viene esa sensación que hace tanto tiempo que no tienes, lo que se denomina como “necesidad de tirar el ancla”.  Esta situación corresponde a las consecuencias de muchas copas y supone la necesidad de un apoyo fijo puesto que todo da vueltas, sólo que en este caso, es por respirar, y eso, yo humildemente, creo que no es bueno…, pero te duermes.

El día podría empezar como ayer, con lo de los recuerdos, los sueños raros y los fríos, pero sería llenar de rutina las palabras,  y ya son muchos párrafos, así que pasemos directamente al mollete con jamón y aceite rodeado de gatos a los que las personas ya no dan miedo, y curiosos son sus ojos. No se si lo he dicho, pero desayunar aquí es muy barato.

Se acaba el desayuno, ronda para saber si mañana hay que hacer la comida o el italiano está abierto y se puede degustar el magnifico provolone que tanto me gusta, pero hay que esperar un rato más para saberlo, otra misión casi imposible es encontrar un periódico, sólo con la firme intención de leer como cuentan la que lió ayer Mirotic (Me da igual la resaca del clásico, yo no entro en ese maldito juego que se aleja tanto del fútbol y del equipo que quiero).

Un poco de Mercadona, para tener pan y postre (Que ricas las fresas) y a recoger del turismo, que parece que se alarga, mientras tanto ya si confirmas las cosas de la mejor manera que se pueden saber las cosas que no se saben, preguntando. Hay comida para mañana y periódico.

Paseo matutino a la hora del aperitivo, otra vez hasta la casita, hoy incluso llegar a tocar la campana con pruebas (que campana no hay, pero  así lo llamo yo). Vuelta, comida que se preparo anoche, aunque los macarrones han quedado un poco blandos, siesta mientras los revueltos y despertar para ver el balonmano.

El despertar raro, desubicado, sin saber muy bien si te corresponde el lugar, o es el sueño el que te ha indicado donde te apetece estar y que deberías estar haciendo, pero no se, muy rara sensación, quizá demasiado real. España gana, con más apuros de lo que parece, mientras uno se acaba las patatas, las galletas, las palomitas, y mejor para que sino los paseos no sirven para nada.

Saber ya cual es el plan para mañana, no se si podré escribir del tirón o me tocará recordar y escribir con memoria mañana, pero ya marcho para Sevilla.

Y antes de terminar el día,  entre los anuncios del hermano mayor que realmente te llega (esté preparado o no), toca tirar la basura, y paso al siguiente párrafo para explicar y dedicar.

Y se lo dedico al silencio (así que voy a tratar de escribir suave, sin hacer mucho ruido con las teclas), la primera explicación de silencio nos lleva al mar, a la playa, a ese momento del paseo que tras una ola, nada, no se escucha nada, silencio, es un segundo que se hace más largo que el resto, y realmente relaja, es solo silencio. Y la segunda ya va con la basura, ese paseo de las reflexiones, en el que sólo suenan mis pasos, no llega al minuto pero te vale de mucho, que si piensas esto, que si piensas lo otro, habrá algo o no habrá nada, pero tiras la basura, vuelves, y mejor ver la tele.

Antes de terminar, la reflexión sería, que no se si ganaré la partida, ni si quiera si tendré la oportunidad de hacer algún movimiento, sólo se que siempre hemos venido a jugar.

Guardar (cmd+s, pijo de mac), revisión ortográfica (no la voy a cagar en estas últimas palabras así que pongo todos y cada uno de los acentos) y cerrar.

Cuarto día:

Hoy escribo  un poco más tarde, como si fuese la mañana siguiente, por una cuestión de cabezazos y ocupaciones.

Así que a ver de que me acuerdo sobre el día de ayer. Empecemos adelantando la despertador que se supone que hay mucho que hacer, no hablemos de ducha fría y vayamos directamente al desayuno,  si hay hasta gente, y hay que esperar un poco pero el mollete con pate merece la pena.

La vuelta, pues tender un poco lo que se ha puesto a lavar antes y a dar un paseíto, como si llegáramos hasta la casita, efectivamente hay más gente, más pescadores, será que ya llevamos mucho tiempo por aquí porque los temas ya se vuelven algo  más calientes, pero no le demos más vueltas.

Cuando se vuelve, sigamos con el zafarrancho, se haga bien o mal, y después a comer, que rico está el provolone y que bien lo hacen en el italiano, aunque hay que esperar y sea un estrés (para otros) porque no va dar tiempo (luego sobrará).

Provolone, prosciutto e fungí y crepes con chocolate, y a limpiar. ¿Qué hago?, ¿qué hago?, ¿qué hago?, pues veamos al castilla, lo dejo 1-1 porque no se como ha terminado, ni siquiera a estas horas.

Se deja todo perfecto, o por lo menos más perfecto de lo que yo creo que se debería dejar, y para el taxi, coche como el de mi abuelo, y conductor igual, joder que miedo, llevar la rueda por fuera de la cuneta, cuando esta está llena de cosas de estas del agua, pues eso, acojona, podemos sumarle obras y ya tenemos el pastel completo, como para desear que se acabe.

En la estación volver momentáneamente a las redes  sociales, aunque no de tiempo a contestas, comprobar las cosas que hay que comprobar, y porque no decir, echarse unas risas, porque realmente has tardado mucho :p, pero bueno, la conexión se ha ido muy rápido y no he vuelto a poder acceder, ya lo dejo para esta noche.

Al tren, tratar de no dormirse, y vamos llegando para Sevilla, 15 grados a las 22 horas, no está mal para ser verano, hace bueno, esta tierra tiene estas cosas pero está bien, se agradece.

La ciudad vacía, es lo que tiene el fútbol en una tierra que tanto gusta, recogida, y para casa, a sentirse como en casa, buena cena, que ricos boquerones y llega  la hora del sofá.

Ceder al niño, empezar a  ver Alíen, y comenzar los cabezazos. Mejor ir a dormir.

No se si se me olvida algo reseñable, a lo mejor el paso de los días haces esto, pero mejor, ya se acaba, y creo que ya tengo decidido que no, pero no estoy del todo seguro.

Quinto y último día:

Pues ya está terminado el periodo vacacional, ahora me pondré a colocar esto para publicarlo, pero lo primero es decir como ha ido el día.

Otra vez he vuelto a ganar al despertador, pero había que hacer las cosas muy rápido para no abusar de la hospitalidad, buena manera de empezar el día, mejor hablar de un buen desayuno y salir a dar un paseo a hacer las visitas preceptivas.

Nuevamente el cebamiento para comer, empezar a ver que va a tocar utilizar una bolsa más (o dos), un poco de sofá, con siesta interrumpida (hoy era El mundo perdido), y terminar las charlas, recoger los trastos, vestirme y para el AVE.

Un poco de paripé y dentro del tren. Empieza la película y pone que es de Miry Cirus (vamos la Hanna Montana) y realmente te asustas, pero tampoco hay mucho más que hacer. Y realmente he acabado sorprendido, a pesar de ser la típica película de amor en la playa con dramón de por medio, pero bueno, no me importa decir que ha estado bien, me ha entretenido. Hoy sólo una parada, en Córdoba se llena el garito, pero yo estoy al bocata y siguiendo con la película.

Llegar a Atocha (yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid), me suena la música, mejor ponerse a escuchar al Real Madrid (ha ganado 4-1, más que joda al personal) y la vuelta a casa.

Realmente me ha dolido pero bueno, no se puede hacer más, ya estaba decidido. Llevo dos horas y ya estoy hasta los cojones..

No hay comentarios:

Publicar un comentario