Sin cámaras pierde un
poco
El inicio de la película recuerda a la primera entrega de la
saga. El uso de las cámaras, el ojo de
la realidad. Una vez empiezan las conversiones y demás actos sanguinarios se
vuelve una película de terror que vuelve a mezclar la creencia religiosa con la
sangre aderezados con esa parte de “darlo todo por amor”.
No se admiten comparaciones con el resto de la saga por el
hecho significativo de eliminar las cámaras en primera persona para pasar al
modo espectador.
Quitando ese pequeño detalle es una película que para un
rato cumple su función.
Se recomienda oscuridad para verla.
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