domingo, 25 de agosto de 2013

Raúl, el capitán y el siete

No tengo muy claro como empezar a escribir sobre Raúl.

Tengo 26 años y durante 17 años le he visto vestido de blanco. Se dice pronto.
Haciendo lo que siempre ha sabido hacer, ser un ejemplo de lo que siempre ha sido el Real Madrid.

Nunca entenderé las criticas hacia el en sus últimos años, somos especialistas en maltratar a las leyendas, somos unos desagradecidos. No sabemos tratar ni respetar a los mitos.

Anoche. Trofeo Bernabéu homenaje en activo a Raúl recupere un poco esa fe en el madridismo.
Acabo de decidir que no voy a repasar su carrera, para eso habrá videos que lo plasmaran mejor en imágenes, mi memoria podía olvidar algún detalle, alguna carrera hasta vaciarse el alma, algún partido u algún gol. Quizá incluso que ha marcado en dos de las finales de champions que ha ganado... Muchos números que se los dejo a la estadística.

Estaba diciendo que ayer recupere un poco la fe. Estoy convencido que Raúl pasara por el banquillo del Real Madrid y acabara en el palco y lo de anoche fue una primera piedra, una demostración, madridismo puro.

Se le veía feliz en el calentamiento, sonreía, correteaba con esa ilusión de cualquier niño que durante tanto tiempo ha soñado con el ser el 7 del Real Madrid gracias a el. Estaba en casa, en su casa, con su gente.

Esa gente que ayer reventó el Bernabéu. En su mayoría poco habituales, aunque aun quedan reductos de pseudomadridistas de boquilla, de marionetas sin memoria ni el escudo gravado en el corazón.

En el Bernabéu de anoche había en su mayor parte madridistas sinceros, de esos que no pueden ir al santuario domingo tras domingo, martes tras miércoles. De los que profesan el madridismo lejos del campo, en otros terrenos. En las tertulias del barrio, en las barras de los bares de siempre, en la oficina. Esos que tienen como uno de esos sueños ir alguna vez al estadio Santiago Bernabéu.

Esos que tenían ganas de devolver a Raúl con aplausos parte de todo lo que el nos ha regalado.

Y Raúl, Raúl González Blanco fue ovacionado, las palmas le emocionaron. El madridismo verdadero que no esta manipulado, el que piensa por el mismo tenia ganas de aplaudirle en una noche como la de ayer.

Durante el partido, esa primera parte para el recuerdo, combino, mando, corrigió, toco, se desmarcó, controlo, remato, corrió hacia la banda, se beso el anillo y señalo su 7. Como si nunca se hubiera marchado.

Eso es Raúl en el campo. Madridismo puro. Aplausos de agradecimiento.

Y el, que quiere al Real Madrid por encima de todas las cosas quiso dejar claro dos mensajes para todo el madridismo. Porque Raúl, como todo madridista de bien, lleva un tiempo sufriendo con la imagen que ha dado el club que tanto amamos.

El brazalete de Capitán para quien lo tomo cuando el se fue, para el capitán del Real Madrid. 

Para quien es ejemplo de lo Raúl defendió durante 17 años.

El emblemático y mítico numero 7 para alguien que ya ha aprendido lo que es el Real Madrid, lo que significa ese numero. Para quien ya si se lo merece.

El brazalete de capitán para Iker Casillas y el 7 para Cristiano Ronaldo.

Y sobre ellos se construye el Real Madrid.

Gracias Raúl por todo

Hala Madrid


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