Hola Abuela
¿Qué tal estas?. ¿Cómo va la cosa?. Esto es lo que hubiera dicho al llamar.
Te escribo porque hace mucho tiempo, así como un año, que no hablamos, lo siento, se que estoy muy liado, pero debería haber sacado un rato para contarte como van las cosas, como me esta tratando la vida, para preguntarte que tal por allí y para decirte cuando voy a verte. Lo siento mucho de verdad.
Yo si me acuerdo de la última vez que te vi, estabas ya dormida y ya sabes que no soy de creer en las cosas de que sabías que estaba allí. Recuerdo también que la última vez que hablamos no te dije adiós, lo deje con un, te llamo el fin de semana que seguro que estas mejor, ya en casa. También recuerdo que me dijiste que no te dejaban hacer nada, que estabas aburrida de esa habitación, y yo, tan optimista como me enseñaste a ser, te dije que seguro que al día siguiente te dejaban ir a casa. Te marchaste a otro lugar.
¿Por aquí?, pues bien, peleando como siempre, como solía decirte. Aquella llamada me pillo en la playa. Siempre me decías que cuidado, que no me juntara con mala gente y que tuviera cuidado con lo que bebiera. Por una parte no te tienes que preocupar, la gente por allí, espectacular, lo mejor de la playa, en la parte del beber, tengo que pedirte perdón por no hacerte caso. Lo siento.
Tu creo que no lo sabes, hable contigo el Martes. El Miércoles fue una de esas noches que te acabas liando y el Jueves tuve un mal despertar. Llamada inesperada, pero aun estabas por aquí. Lo más rápido sin pensar en las horas de sueño, en las copas de más, un autobús, muchas llamadas y no llegue a tiempo. Yo me entere en Méndez Álvaro, no el mejor lugar, un poco tarde, pero sabía a lo que iba. Lo siento tanto.
Después de esos días, volví a la playa, seguí bebiendo y juntándome con muy buena gente, llego Diciembre y la rodilla, esa que duele, pero que no puede doler. Tu me entiendes cuando digo que hacer lo que más me gusta me impide volverlo hacer, se hizo algo de daño, nada grave, sólo un par de semanas, vinieron las Navidades. Cuatro Vientos no es lo mismo, no sabe igual la comida. Año nuevo con tu marido diciéndome esa noche lo que tu acostumbrabas, tampoco pude hacer caso. Lo siento.
Lo de la playa se acabó, es de esos momentos, que como hice al terminar, hubiera llamado, no habrías entendido mucho, pero me hubieras dicho que te alegrabas y que te sentías muy orgullosa de mi. Me hubiera gustado enseñarte lo que he hecho. Lo siento.
Después vino el verano con la tesina (esto es muy largo de contar para una carta) y lo malo mejor no recordarlo. Y por cosas que pasan, he empezado a trabajar, llevo ya 3 meses. Ese día te hubiera llamado y seguro que habrías sonreído. Lo siento.
Y como te cuento, pues estoy trabajando. Soy ingeniero. Allí pues la verdad es que estoy muy agusto, hemos entrado mucha gente nueva y hemos congeniado bastante bien, nos lo pasamos muy bien, hacemos nuestras cagadas pero vamos aprendiendo y haciendo cosillas, la verdad es que estoy muy contento allí. Hubiéramos hablado un poco menos, porque los horarios me lo impiden un poco, pero hubieran sido ratos agradables. Lo siento.
¿Qué más cosas?. Pues por aquí, todo como siempre, aparentemente tranquilo. Que te voy a contar que no sepas, parece que mejor, otros días que peor. La vida en general, yo como me decías, aprovéchalo que luego te haces mayor y no te dejan.
¿Yo?. Pues sigo sin novia, no he sido nunca mucho de ennoviarme como sabes, como siempre me decías, tu arrejúntate, pero no te cases. Se que te hubiera hecho muy feliz haber conocido a alguna (a mi me hacía feliz), cuando encuentre a la adecuada, la llevaré allí, y la hablaré de ti. Aunque no la puedas ver. Lo siento.
Creo que no me dejo más, estos días iré por allí, hay misa. Ni a ti ni a mi nunca nos ha gustado “Yo no creo en eso”, pero hay una persona a la que los dos queremos mucho que le hace ilusión que esté allí, para escuchar tu nombre, y no digo nunca que no.
Como anécdota, el otro día intente volver a hacer albóndigas. No me salieron como a ti.
Lo siento
No hay comentarios:
Publicar un comentario