miércoles, 1 de agosto de 2012

Día 219: Días que no quieres que acaben. (31-Julio-2012)

Esto debería estar escrito en papel, con cuidado, con mimo, realmente con mucho cariño.

Podría poner como excusa que la mochila hoy no me ha acompañado y por consiguiente el cuaderno tampoco, sería buena excusa. Aunque llevaba uno algo más pequeño.

Podría decir que me cuesta bastante coger un boli, no dolor, sino imposibilidad de apoyo y falta de ganas, y esto sería verdad.

Así que mejor hacerlo directamente a mano, que con 8 dedos puedo, tardo más, pero puedo.

Vuelta en Martes, paripé hasta recibir noticias de que hay que darle otra y otra vuelta, y resumir, y analizar… vamos lo mismo que con lo que estaba, pero sin más palabras para explicarlo, pero por lo menos entretiene y eso se agradece, aunque hoy a lo mejor hubiera preferido que se hubiera alargado mucho, mucho más. Recupero esas sensaciones que tan malas son.

Pero ya basta de trabajo, la tarde iba ni fu ni fa, y hoy, como tantos días. Esos tantos días que tanto voy a echar de menos, lo has vuelto a hacer. Ha sido una hora, quizás algo más, aunque quizás debería decir que mucho menos. Pero lo que realmente importa es esa sensación de tranquilidad, de buen rollo, de alegría que puede que hubieras perdido un poco por razones que aquí no voy a poner. Pero hoy, esa sonrisa, esa cara, decían otra cosa. Algo parecido a la felicidad, esa actitud que tantos y tantos días me ha arreglado, que tantas y tantas ganas de seguir peleando ha impulsado.

Se que para mí va a ser un poco más complicado, lo está siendo aunque lo disimule muy bien el ingeniero con su trabajo, pero realmente me alegro por ti.

Ese edificio de Ericsson ha sido sólo la casualidad del lugar, el resto queda muy fuera de las paredes, como esta tarde, como tantas otras.


Se que no me ha quedado muy laboral, pero hoy es un día de esos en los que me he vuelto a emocionar, estoy un poco triste, pero me he alegrado a sentir el mismo siempre. Y saber que no será ni siquiera la penúltima vez.

Voy dejando una canción, esa canción. Y una promesa, esa promesa de seguir peleando.



Las gracias, como las de tantos días, esos que han pasado y los que quedan por pasar, te corresponden.

Ha sido un placer, un lujo y un honor, y lo seguirá siendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario