Entre el videojuego y
el honor
Nada más empezar la película, la primera sensación es: “No
pueden hacer eso, no lo van a hacer”. Y lo hacen, y aunque sepas que es una
película, te entra una rabia increíble, una impotencia, lo asemejas tanto a la
realidad que reclamas justicia.
Y es una justicia poética. En la guerra nadie gana, y quien
consigue el objetivo, tiene bajas.
Seguro que a los amantes de los nuevos videojuegos de guerra
les gusta la ambientación, se ven reconocidos y según la están viendo ponen las
manos como si estuvieran delante de la videoconsola.
Para mi que no soy seguidor de ese tipo de videojuegos, me
ha parecido una buena referencia que no se hace pesada, no está “metida con
calzador”, no te hace salirte de la historia. Y eso es un éxito en la decisión
de montaje, digno de alabar.
En lo que a la película, a su trama se refiere. Tampoco es
un gran derroche de imaginación: Equipo de fuerzas especiales que junta a
amigos que tienen que salvar a su país de una gran amenaza.
Pero te llegas a meter en la película, puede ser que por la
fuerza de las escenas iniciales.
A mi me ha gustado, habla de héroes, y te enseña que hacen
esos héroes para serlo. Luego es un acto de poesía de engrandecimiento, pero
hasta eso no se sale de la línea de la película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario