Y podría ser
literal al faltar muchas horas de sueño y juntar madrugadas.
Llegar, colocarse
y empezar a enervarse con el pasar de correos y más correos. La desconexión se
conecta por huevos, a lo radical, no sólo dos sino veinte tazas.
Muchas vueltas,
muchos números, pocas palabras. El sueño no puede hacer mella aunque sin duda
sería lo mejor.
Sueño que ahora
si me está atacando y que no deja que la conexión entre boli y cabeza sea fluida.
Loranca,
Malasaña, no hay frase de despedida
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