martes, 30 de mayo de 2017

El columpio IV

Os voy a contar un cuento

Pasa un día. Mira por la ventana. No baja al parque, sigue castigado. No le importa.

Otro par de días más sin ir al parque, el mal comportamiento tiene sus consecuencias. Mira por la ventana y se fija, absorto, cuando sale de su casa para cualquiera de las rutinas diarias que ocupan las horas que no son de diversión. En su mente, el recuerdo. Si fuera uno de esos niños modernos tendría miles de fotos que poder mirar, que echar de menos. Pero siempre prefirió disfrutar de sus momentos sin ningún aparato ni filtro de por medio; y qué coño, que es un niño, ya tendrá tiempo para perderlo con tanta tecnología. De momento, su memoria le funciona.

Le levantan el castigo
-       ¿Quieres bajar al parque?
-       Bueno, vamos.
Quizás piensa que jugando se le olvidaría. Quién sabe, jugar siempre ha sido jugar, está en su parque; hay muchos más niños.

Se sube a casa un poco antes de lo habitual, ya habrá más días en los que se pueda cerrar, incluso hasta le apetezca, pero no, hoy no era ese día.

Había que jugar y ha jugado. Tenía que volver al parque y ha vuelto.

Correr. Saltar. Chutar. Golpear. Gritar. Merendar. Sonreír. Deslizar. Girar. Tirar. Chocar. Pillar. Beber. Hablar. Callar.

Al marcharse ni se ha girado. No ha mirado por la ventana. Ya está en casa, espera la cena. Hoy no pondría pegas por irse a dormir pronto.

Quizás sueñe, pero hoy de qué sirve soñar sin un sueño.

Mañana, igual, quizás, baje a jugar otro rato.

Quizás cuente los días, quién sabe, igual mira el calendario.


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