Aquí estoy, he salido tarde, para variar en un día
estresante, para variar. Pero a diferencia de otros días (estas últimas
semanas) ahora tengo un factor que hace más bien del que quita. El viaje de
vuelta. Vamos a partir de la base de que me esperan casi dos horas y es una
burrada, estamos de acuerdo, pero dejemos de un lado al tiempo y analicemos el
concepto.
Lo de trabajar en casa tiene sus ventajas: el pijama, las
horas de sueño, la comida reciente, las gestiones inesperadas, el estar ya
cuando tienes que hacer algo. No lo voy a negar. Pero también está esa ligera
parte, que no se produce, y no es otra que la desconexión.
Ese tiempo en el que el ingeniero poco a poco se va
esfumando porque no tiene otra opción, no puede seguir delante del ordenador, y
así, poco a poco, va cediendo su sitio, liberando la menta para otros
menesteres o simplemente para dejarla en blanco.
Y este y no otro es el motivo del viaje (aunque sea largo).
Y tener ganas de llegar a casa y no estar deseando escapar.
Aunque si hay algún plan la casa puede esperar. Pero ya se separan los mundos
con ese intervalo de tiempo.
Y el tren es el protagonista junto al metro. El concepto
está explicado y realmente me la trae al fresco que no se entienda o se vea
como una queja el quedarse en casa. No es mi discusión y os invito a probarlo y
conocerlo durante más de un año y medio sin parar.
Estaba con el tren y el metro, y son divertidos. Tanto como
tu estado de animo te permita. Siempre va a encontrar una historia que contar o
escuchar. Te permite encuentros casuales e inesperados que siempre hacen más
amenos las horas. A veces se rompe y la gente se cabrea mucho en función de su
prisa por volver a casa. La aleatoriedad te sorprende con esa canción que
estabas esperando. La tecnología estar conectado y cerrar los temas que el
ingeniero no ha permitido en la jornada. Para quien guste de leer, un buen
tiempo. Momentos en los que apetece mirar al techo o al horizonte en busca de
esa babia. Que la imaginación vuelve y se junte con un papel y un boli. Todas
las historias que quieras entre el pasar de estaciones.
Una pequeña rutina que cambia cada día.
Un tiempo invertido que se supone perdido, un tiempo de
descanso
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