Así decía:
Vivimos instaurados en la cultura del ¿quién lo dice?, y no el
¿qué dice?; si no es de los míos no me vale; si la verdad me perjudica, diré
que es mentira y quien lo dice es un mentiroso; de escurrir el bulto; de eso no
puede hacerlo otro; de centremos nuestros esfuerzos en los errores del resto;
si es mejor que yo, le critico por algo, en vez de intentar igualarlo; del sólo
vale si te la has follado; del aislemos y riámonos del que no nos sigue el
juego; del me aburro en el
trabajo; del hablo mucho pero digo poco; del mi opinión no cuenta si contradice
a otros; de la risa colectiva; del está mal, está mal, está mal, ¿y tú
solución?, está mal, está mal, está mal; del me quejo si se quejan junto a mi
otros; del todo vale si es por mi beneficio; de las personas que dicen ser
humanos; de las máquinas con sentimientos; del opio; del único error como
fracaso frente al cúmulo del resto; de los nombres equivocados; de los
descuidos olvidados; del no me he dado cuenta; del cariño regalado; del ¿cómo
que no tienes tiempo?; del no hacer nada para tener todo; de las que no creen
en los caballeros; de las promesas por cumplir; de las noches largas y las
mañanas escasas; del ¿de qué se habla?, que me opongo; del si tienes voz, que
sea como la mía, sino me da igual tu voto.
Una sociedad tan crítica que ha perdido la noción de que está
formada por todos y cada uno de nosotros, y ha ampliado el rango a un todo y
quizá está apuntando muy alto.
Una pelea, que ni se gana ni se pierde; porque realmente no
estamos enfrentados, sólo tenemos opiniones diferentes.
Y el resto, es perder el tiempo.
He dicho
(voy cogiendo el paraguas )
Prosiguiendo:
Del mierda de frío, asco de lluvia y joder que calor; del niña
sírvete otra copa, del jefe ¿cuánto te debo?; de a esta ronda invito yo; del
maldito dinero; del paripé; de los humildes y los sobrados; del orgullo; de los
grandes estadios vacíos; de Telecinco; de Intereconomía; del tiempo perdido; de
esta España que duele; de la música; del ¿qué ha pasado?, si va a ser bueno me
quedo; del agachar la cabeza; del hacerse mayor; de lo gratis; de lo que cuesta tanto; de si sonríes te estas
divirtiendo, evitémoslo; de lo fácil y lo complicado; del ya te lo advertí; de
los visionarios; de las quejas; de las buenas personas; de las costumbres, las
buenas, las malas y las mías; de la capa, la espada y el sombrero; de escribir;
del rápido que vamos con tiempo; del despacio que tengo prisa; de los éxitos
deportivos; de los fracasos humanos; de los te miento porque te quiero; de los
móviles de última generación; de las videoconsolas; de los parques vacíos; de
las canastas rotas; del un error lo tiene cualquiera; del no te equivoques; del
no te preocupes, yo me encargó, se me olvido; de la falta de memoria; de los
desmemoriados; de los detalles; de los detallistas; de los observadores; del
¿quién ha ganado?, para animarlo; del ¿quién ha perdido?, para abuchearlo; del
¿ha sido mi equipo?; de las medallas impuestas y las merecidas; de las redes
sociales; de la intimidad; de la más tierna infancia perdida; de las rarezas;
de las mañanas, las tardes y las noches; de los vencedores; de los vencidos; de
los merecidos; del calentamiento global.
Me levanto, aplaudo y me voy a trabajar.
Mundo, no preocuparse que ya está to´ dicho y to´ hecho.
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