miércoles, 21 de junio de 2017

El carrusel de la costumbre

Os voy a contar un cuento

-       “Hola”. Nuestro niño dice apoyado en la pequeña valla.
-       “Hola”. Contesta ella dentro de ese carrusel giratorio.

Ha decidido acercarse porque hay algo que no le cuadra. Normalmente, los niños bajan al parque a divertirse, a disfrutar, jugar y más a esas edades, es lo que tienen como fin. Siempre habrá algún día torcido, alguna caída, regañina o pelea. Pero, en definitiva, es un pequeño centro de ocio para la diversión.

Y viene observando desde hace tiempo la misma situación. Una niña se acerca al carrusel giratorio, se sube, da unas vueltas, se queda parada, otras vueltas y así en bucle hasta que llega la hora de marcharse. No sonríe.

Además, el carrusel ya no está en buen estado. La pintura carcomida por el paso del tiempo, los asientos con peligrosos salientes que pueden hacer mucho daño y un chirrido histriónico que a cada vuelta hace pensar que no va a tardar en romperse. Cuanto menos hace de cada vuelta, en vez de un momento desenfrenado de placer,  un peligro, una situación incómoda.

Seguro que en otros tiempos fue una bonita novedad, luciría lustroso, con aires de seguridad y seguro que el juego era divertido, eso no lo pone en duda, no todos los giros han sido tiempo perdido.

Pero últimamente sólo ha observado una cara triste, algún golpe y el caer de alguna que otra lágrima. Y eso es lo que no entiende.

Se le ocurren miles de juegos, anda que no hay cacharros en ese parque y niños y niñas con quien compartirlos. Si ya no se disfruta con el juego, si ya no hay sonrisas. Cuando queda sólo el ir y jugar por mera costumbre porque llevas tiempo haciéndolo que desconoces otras opciones, aunque las tengas tan cerca, ¿realmente merece la pena seguir golpeándote y haciéndote daño con los mismos giros de siempre?

-       “¿Quieres venir a jugar a otra cosa?” Así lo solucionan los niños.
-       “No sé, aquí estoy jugando como siempre.”
-       “Vente anda y si no te gusta te vuelves." Esa pregunta es más sencilla que la larga explicación que tiene en su cabeza.
-       “Hoy es tarde." Responde la niña mientras da otra vuelta.
-       “Vale, pero si quieres, avisa, hay mucho parque."

Y se retira viendo cómo la lluvia vuelve a mojar los ojos de la niña.

No lo entiende, no lo dejará así.



No hay comentarios:

Publicar un comentario