domingo, 23 de julio de 2017

El bipolar

Puede  que sea un tema recurrente, que en algún otro momento ya haya contado las características, pros y contras de cada uno de nosotros. Quién es mejor en qué, quién hace mejor según que cosas. A quién habría que elegir, a quine habría que discriminar. Igual también he justificado la existencia de uno o de otro, puesto como excusa a quien corresponda, según la índole del exceso.

Ese uso de la primera persona del plural para cualquier cosa que hago (si, iba a poner hacemos pero al fin y a cabo, a estas horas, que tampoco sabéis cuales son ni posiblemente yo tampoco me acordaré, estoy aquí en el sofá escribiendo, y si aparece alguien igual, me preocupo). Es una manera de sentir esa diferencia, esa duplicidad, ese ver que entre ambos construimos uno sólo uno. Y si, es raro de narices. Pero ya me comprará quien me entienda.

Cada situación, cada momento, se afronta de una forma u otra y esta bipolaridad es la manera de aislarse de determinados daños, ese mecanismo de defensa, esa excusa. Ese juego tan raro y en ocasiones, tan conveniente.

Separar mundos está bien, o por lo menos tratar de formular un mecanismos para que los compañeros de trabajo no carguen con la mala vida y el insomnio del chaval y para que los amigos de este no tengan que soportar la falta de escrúpulos y de casi todo que tiene el ingeniero.

Pero realmente es todo esto verdad? Sirve para algo?. O simplemente  son momentos de concentración para diferentes momentos del día.

Porque claro, cada uno hace su parte, hasta que revienta, porque aunque trate de diferenciarlos en esencia son muy iguales, no quieren conocer el límite, dejan todo o más hasta que último gramo de fuerzas. Y eso ha venido funcionando desde siempre, no ha dado fallos. Pero últimamente quizá, todo ese exceso se está pagando (puede que exista alguna razón oculta sin detectar y la verdad es que no quiero pensar en ello) pero esas fuerzas se agotan.

Porque más que nos pese, porque lo queramos en exclusividad, si “somos” dos pero sólo tenemos un cuerpo.


Y lo estamos maltratando mucho.

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