martes, 25 de julio de 2017

Gira, gira y gira

Os voy a contar un cuento

Ese sonido, ese girar se le ha clavado en la cabeza. No lo entiende por más que lo intenta. Quizá es culpa suya que no conoce más que lo poco que ve y lo menos que escucha pero, en su cabeza lo ve de otra forma, podría ser más divertido. Realmente le da igual no ser el culpable de la diversión, pero sigue sin entender por qué el carrusel sigue girando. Con todo el parque que hay, tanto mundo desperdiciado, tanta vida por vivir.

Lo que debería hacer es tener las fuerzas suficientes para hacer lo mismo que hicieron con su columpio esos monstruos en el pasado. El resquebrajar de hierros ahora mismo sería la mejor de las melodías que podría escuchar, lo desea tanto que hasta se siente culpable del mal ajeno, pero las situaciones incomprensiblemente injustas son lo que tienen. Porque él tuvo que sufrir con su columpio, que era de todos, que no era justo, que no hacía daño pero que dolía tanto. Está compuesto, sin columpio pero con carrusel.

No lo entiende, no lo puede entender. Y qué más puede hacer. Es muy difícil de entender que, habiendo comprobado cómo lo había hecho que había otras formas de diversión y que parece que le habían gustado más, ahora el carrusel seguía girando.

Y si fue todo mentira, y si fue sólo un momento puntual en el que había sido muy útil, como los trapos cuando la mesa está muy sucia y su madre la limpia, la deja reluciente, la mesa por supuesto, mientras que el trapo con toda la suciedad se va directo a la basura, sin más opciones de uso, lo que había que limpiar ya lo está. Qué más da quién lo haya hecho, todo queda igual que antes sin tener en cuenta nada más.

Hoy ya es tarde, muy tarde, de otro día que no entiende, sin un mínimo de interés. Ni eso merece.

Corre lo más rápido que sabe, con buena carrerilla, a ver si de un empujón es capaz de romper el carrusel, esa es la única solución que le queda.

Se lleva en la piel una bonita cicatriz de recuerdo, pero esa herida está curada.

¿Cómo se cierran las demás?

¿Quién podrá?


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