domingo, 2 de julio de 2017

Un tour sin Valverde

No lo voy a negar, ni me había enterado que había empezado el tour hasta que este medio día en las pantallas del gimnasio he visto teledeporte y ahí estaban dando pedaladas. Si ya me cuestan muchas otros deportes, ahora las bicis, sin tardes en casa, con malas costumbres en las que si me quedo, o simplemente otras preferencias que conlleva el hacerse mayor y que los mayores ya no estén. Me queda de salvación el día 7 de Julio, que lo intentaré con todas mis fuerzas.

Y en esas que me he puesto a mirar la pantalla, que debería ser el resumen de la etapa de ayer, he visto el guarrazo que se dio Alejandro Valverde. Y buen golpe que se ha dado.

Poco después ya la parte de entrevistas con los subtítulos (sin gafas y mis orejas con música), ya hablaban de perderse toda la temporada, de secuelas. Ya me he puesto a mirar con atención. Primera operación realizada, después 6 semanas inmovilizado, dentro de 5 meses retirada de clavos y a ver que tal recupera.

Es un ciclista ya mayor, que basa su preparación en la insistencia, en correr todo. Nunca ha estado parado tanto tiempo, ese ha sido su gran acierto para ser reconocido como un gran ciclista y su gran error para entrar en la leyenda de las grandes vueltas.

Porque no nos vamos a engañar, aquí en España, lo que nos gusta son los campos elíseos, no las picas en Flandes. Es decir, queremos tours, giros y vueltas. A veces nos asomamos a algún mundial y también vemos JJOO. Pero somos publico de tres semanas durante tres periodos del año. No vamos de seguido, semana a semana, clásica a clásica. Se que generalizo, pero en esencia es así. Y por eso, Valverde no es una leyenda, aunque veas el palmares y sean páginas y páginas. En esas tres semanas solo hay una vuelta a España. El resto de pódiums de otras grandes vueltas se quedan en el olvido.

Todos tenemos en la mente ese quiero y no puedo en las grandes rampas antes los corredores top de las grandes vueltas. Esa exclamación de “joder Valverde te han vuelto a pillar en un abanico” que nunca entenderemos. Esas cronos que aún con mucha mejora, para un corredor de sus características, nunca le vendrá bien. Y es irónico con la de veces que se ha jugado el cuello en rampas y llegadas imposibles que haya sido una crono con agua el que le ha tirado al suelo.

Pero también, que parece que le estoy criticando y os puedo asegurar que últimamente sólo Alberto me ha levantado del asiento más que él, bueno, los dos juntos muchas veces, el ver una rampita en esos días insulsos entre montañas y decir, la avispa (recordatorio de sus orígenes de Kelme, que siempre ha sido mi equipo) va a ir a picar, la quiere liar. Y se empina y la lía. O ese pundonor de saber que no es el mejor, que los grandes puertos le van a destrozar, pero ese morir matando. No va a llegar hasta el final, pero va a mover el árbol a ver cuantos están maduros. Aunque la verdad es que eran solo segundos y metros de ilusión, pero que momentos.

Y esa es la diferencia, Valverde es un corredor de años completos, no de grandes vueltas. Va a estas con intenciones de ganar, como todos los ciclistas (quiero suponer), no se guarda en ninguna carrera, pero su nombre aparece en las crónicas perdidas de los amantes del ciclismo durante todo el año. De esas que el público en general no vemos, pero el Lunes al hablar de todo un poco siempre puedes soltar, pues has visto a Valverde que ha vuelto a ganar.

Y no puedo asegurar que siga mucho este tour, que sea capaz de verlo, acordarme o al menos tratar de escucharlo. Las modernidades sociales me permitirán estar al día, pero no lo puedo prometer. Como no puedo prometer casi nada.

Pero seguro que habrá algún momento, alguna rampa, que diré, aquí la avispa picaba, aquí la liaba aunque se quedara metros más atrás.

Y aunque suene un poco raro, solo espero y deseo que Valverde vuelva a decepcionarme, que vuelva a tirar todas mis ilusiones por el suelo, que vuelva a saltar del sofá con sus ataques para poco después maldecir a todo. Que trate de empujarle un poco más, hasta el último aliento, aunque sepa que no lo tiene. Que se pierda entre las cámaras que ya solo siguen a los más fuertes.

Porque si hay una cosa que se merece, es dejarlo cuando el quiera, encima de la bicicleta, pedaleando sobre el asfalto, no chocándose contra él.

Porque ahora no le echamos de menos, pero veremos un muro de gran pendiente y recordaremos, Bala-verde ahí la liaba.

Y la tiene que volver a liar, por el bien del ciclismo, por justicia, si es que queda.

Te esperamos en la carretera

Volviendo a leer, parece más una crítica que un último aliento, nada de eso, es nuestro gran campeón y estamos tan acostumbrado a verle intentarlo, que va a ser tan raro no verle pedalear, y lo vamos a echar tanto de menos… Buscamos leyendas, y quizás no lo ha sido de grandes vueltas, pero si del resto de pedaladas del resto del año, y eso es algo, que sólo el tiempo nos va a enseñar. Cuando llegado algún momento, algún otro ciclista español ponga su nombre en alguna clásica y nos parezca un héroe, un hecho histórico, y al recabar información veamos y digamos: 


“Pues Alejandro Valverde la ganó 5 veces”.



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