Os voy a contar
un cuento
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“¿Si?,
¿Diga?”
-
“Hola
es la madre de ….. ”.
-
“Sí,
¿qué ha pasado?, ¿está mi hijo bien?”
Comienzan los
nervios.
-
“No
se preocupe señora, su hijo está bien. Pero tenemos que hablar con ustedes
porque ha hecho algo que no debía. Estaba en el patio jugando con una pelota y
ha roto un cristal. Eso ha sido poco comparado con lo que podía haber pasado,
había un grupo de niños al lado y podía haber ocurrido una desgracia. Queríamos
hablar con ustedes para decidir el castigo. Ahora su hijo ha ido a la
enfermería porque dice que le duele la mano, pero claro, seguro que lo ha dicho
para darnos pena, para irse del despacho y que no le siguiéramos regañando.”
-
“Este
hijo mío, no gano para disgustos. Lo siento mucho… Por descontado que vamos, no
tenga ninguna duda que tendrá un castigo ejemplar y cualquier decisión que
tomen la aceptaremos.”
-
“¿Se
puede saber qué has hecho?. ¿Por qué te pones a jugar donde no se puede?, ¿no
has visto que había otros niños? Les podías haber hecho mucho daño. Dios mío,
qué cruz de niño, siempre haciendo lo que quiere, siempre enredando y
molestando. Siempre haciéndonos pasar una vergüenza enorme. Salte fuera de aquí
y luego en casa hablamos, que esta vez te la has ganado pero bien. Y deja de poner
excusas con la mano, que no tienes nada. No te quejes que no nos vas a ablandar
con esas cosas. Si eres mayor para desobedecernos a nosotros y a los
profesores, lo eres también para las consecuencias”
-
Vas a
estar mucho tiempo castigado, y el dinero para las chuches, los juguetes y todo
lo que te gusta va a servir para pagar el cristal. Fuera de mi vista.
Nuestro niño sale
por la puerta y espera tranquilamente hasta que termina la reunión de sus
padres con el director.
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