Rabia, poderes,
defectos y una cámara.
Vale, son tres chicos. El triunfador en la vida, el guaperas
y el aislado social, que adquieren poderes extraordinarios. Esto es cine, así
que como punto de partida es válido.
Una vez te crees eso, que realmente no te cuesta nada, la
película es un auténtico caramelo para ir disfrutando durante una hora y media
(su tiempo justo).
La forma de contarlo, siempre con la cámara delante, me ha
parecido simplemente espectacular. No es una bruja de Blair ni un Rec (ejemplos
que me vienen ahora a la cabeza), está muy bien llevado, es más, la cámara es
el cuarto protagonista de la película. ¿De qué sirven cosas tan extraordinarias
si no hay pruebas?, espectacular.
Entrando en el argumento en sí, es un recorrido por la
personalidad del protagonista principal de la película. Aislado, padre
alcohólico, madre enferma, blanco fácil para los matones de patio y sin más
conversación que los viajes en coche con su primo.
Empieza a grabar para ser capaz de explicar su mundo, lo que
sus palabras no se atreven, lo hace la cámara. Gran ejemplo.
Por cosas que pasan, esa cámara es la culpable de que su
vida cambie para siempre. Sin esa cámara no habría poderes.
Luego empieza la parte vitalista de la película, una que
realmente disfrutas volando de un lado a otro. Como esos poderes fundan una
amistad, la búsqueda de controlarlos y la decisión de unas normas, que son
necesarias. Un poco a lo Spiderman “Un gran poder exige una gran
responsabilidad”.
Los momentos de los vuelos, son grandiosos.
Como ese poder, el saberlo utilizar, pasa de los accidentes
inconscientes a los grandes espectáculos de magia, del “Don nadie” al famoso. Y
ahí va otra de las enseñanzas de los poderes y sus controles. Un solo día no
cambia el resto, y más aún si hay mucho grupo de gente que está dispuesto, por
miedo y envidia, a seguir con las intenciones de pisotear al nuevo famoso.
Y ahí se rompe todo, a todos se nos pasaría por la cabeza.
Tal poder y tener que seguir sufriendo… no utilizarlo. El protagonista elige el
camino fácil, el de arrancar dientes, robar y golpear, ese en que los
accidentes provocan grandes pérdidas.
El final es un derroche de poder y efectos brutal.
La intención desencadenante es buena (ojo a la crítica
social que tiene detrás hacia el sistema de un país), salvar a su madre. Pero
partiendo de una buena intención el resto son un cúmulo de malas decisiones que
deja a su paso muerte y destrucción.
Por otra parte, la actitud del primo, a mi por lo menos me
ha sorprendido, creía que iba a ser el quien utilizará más sus poderes, pero
no, y también es un buen dato, fuera clichés.
Tener que romper sus propias normas, no para evitar que su
amigo (que realmente si se ha convertido en ello) rompa la ciudad entera y mate
todo lo que está a su paso, sino que para intentar salvar a su amigo.
Y la única salvación le lleva a una flecha.
La representación del odio y la frustración en el personaje
tras el hospital está realmente conseguida.
Y todo acaba con otra grabación, otra cámara, porque las
hazañas se graban.
Una historia de rabia, poder, amistad, ira, frustración,
malas decisiones, todo ello grabado con una cámara.
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