Os voy a contar
un cuento
Está nuestro niño
en una de esas tardes que el televisor cubre todas y cada una de las horas. A
su lado, con él, en el otro sofá, su sabio abuelo.
Ese al que tanto
quiere. Ese del que tanto aprende.
La impaciencia de
nuestro niño hace que sea imposible ver un solo canal, va volando de uno a
otro, sin atender mucho a lo que ve, pero tampoco entendiéndolo del todo.
Deja de un lado
los canales que se dedican a los gritos, aún no tiene edad para eso.
En el primero que
se para hay una carrera de bicis (casualmente deporte diréis, me parecen buenos
ejemplos para el cuento).
Una de esas
carreras extenuantes. Llevan corriendo desde mucho antes de que nuestro niño se
levantara y su abuelo ya está empezando a dormir la siesta.
Muchas horas
llevan, con eso estábamos. Se acaba la carrera y los ciclistas, en vez de
bajarse de la bicicleta, siguen pedaleando mientras se acaba la retransmisión.
¿No estarán ya
cansados?, se pregunta mientras su abuelo se hace el dormido observándolo.
Cambia de canal.
Hay boxeo.
Quizá demasiado
violento para su edad, noble deporte. Son sólo puñetazos.
Lo que ahora no
entiende es que después de un buen rato a mamporro limpio, uno cae a la lona.
El vencedor tiene cara de preocupado, mientras que el vencido, en el suelo,
sigue soltando golpes. Cosas del inconsciente.
Todo termina con
una película que con el tiempo saboreará profundamente, pero ahora se queda
sólo con un detalle.
El personaje
corriendo, durante mucho tiempo. Alguien se acerca y le pregunta, "¿por
qué corres?". "No lo sé simplemente corro". Hasta que llega un
momento que para y dice "estoy cansado de correr".
Demasiada
información para una mente tan joven. Su abuelo toma el mando.
- “Nieto,
lo que has visto es gente que muchos dirán que han perdido el Norte, que han
perdido el objetivo. Puede que sea así, y por una parte es cierto. Siguen
haciendo lo que llevan tanto tiempo haciendo, a pesar de que se termina la
competición, porque están acostumbrados a no ganar y han perdido esa necesidad,
simplemente, se han acostumbrado a pelear.
No es algo que
lleve una gran recompensa pero, cuando se te olvida el objetivo, puedes poner
el medio para conseguirlo como el fin”.
- “Abuelo,
no lo entiendo. ¿Y el que se ha cansado?”.
-
"Es un ejercicio
muy cansado. No te preocupes, eres joven y seguro que no te hace falta
entenderlo en tu vida, no caerás en ello, tendrás siempre un objetivo".
Su abuelo tiene
siempre sabias palabras, aunque ni si quiera él acierta siempre.
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