jueves, 3 de mayo de 2012

Día 163: Va a ser largo, lo sé. (3-Mayo-2012)

Pongo ya el título porque se que va a ser así.

Buen ejemplo me ha dado hoy el metro nada más empezar el día. Llegar a la estación y el mío se está yendo, no hay carrera que haga que lo coja, ya se está marchando.

Los horarios han estado bien; paso a paso desde que ha sonado el despertador haciendo todo lo necesario en el tiempo adecuado. Si acaso una ligera pérdida al tener que coger la tarjeta, falta de costumbre de estos dos días, pero aún así, no tiempo significante (o eso creo).

6 minutos de espera, andén vacío; en el otro llega el metro. Algunos corren y suben, había mucha más gente, incluso seguro que alguno habría hecho esperar para que todos entraran.

Siguen siendo 6 minutos, no avanzan, como el caminar de un lado a otro del andén, no hace camino.

El andén de enfrente se vuelve a ir llenando, a lo mejor no muchos pero sí algunos y más que el único habitante del mío: YO.

4 minutos y sigue sin avanzar. Llegamos a 3 y vuelve a llegar el metro del otro lado; la relatividad del tiempo; se suben y siguen su camino.

Sigue la espera y yo al bajar, antes de ver que perdía el metro pensando que hoy no iba a escribir previo.

Como creo que la continuación del día me va a quedar también un poco larga, antes de que se me olvide empezaré descojonándome un poco, así a lo irónico, disimulado y sobre todo, educado, no se vaya a notar.

Corre que parece que llueve.

Se viene viniendo el metro y podemos ir al principio del día.

Esas primeras horas que pasan entre escasos hojas de prensa y firme conocimiento de que el día, se diga lo que se diga, va  a ser largo; por definición e imperativo categórico. Y punto.

Pasadas las dos horas de rigor, sigue siendo escasa la actividad, estos días de “resaca” son diferentes. Hay quejas sin motivo, por el hecho en sí de quejarse por no extender la queja.

Ir cerrando alguna gestión de esas que implican a buena gente con grandes conceptos que mostrar.

E ir yendo a por el desayuno ya que ni yo puedo ir ni me lo pueden traer, cuestión de envidias.

Con el estomago lleno (mentira) y la moral intacta (si que estoy mentiroso) por creer ser capaz de mantener mi palabra hacia mi mismo; vamos mirando la zona Norte.

Curiosamente se pone a llover como en esas zonas, oscuro cielo, aguacero. Ya podría venirse la playa de los estudios de las islas.

Voy llegando a Malasaña y aún me queda alguna cosa que poner. Arrepentimientos y más mentiras seguro.

Ahora sigo, si no llego calado.

Seguimos a máquina, dejando el boli y el papel para otro momento. Evolución tecnológica. Y da la casualidad que yo saliendo con el paraguas en la mano, y lo que me hace falta es ponerme las gafas de sol. Cuestión de ironías.

Estábamos estudiando el Norte, y tras dar alguna vuelta hay que buscar ayuda. De ese tipo de ayudas que me había prometido no tomar, vamos, que ha tocado tirar de coca-cola. Lo siento cuerpo, pero tu no me dejas dormir por la noche, pues yo trato de buscar las maneras de que no lo hagas por el día, porque mayormente, no procede.

Pero hay que darse el paseo. Y parece que después toca mirar alguna cosa, se está terminando la mañana y que mejor manera de terminar que terminando el mandado.

Porque al fin y al cabo, para eso está el ingeniero, que el siempre ha sido el mejor. Hoy no se ha dormido, así que lo ha debido hacer bien.

Parece que llueve, parece que moja, pero bueno, así es una buena manera de terminar el día.

Ahora ponte guapa, espectacular como siempre,  para seguir consiguiendo esa sonrisa cada vez que te veo. Diosa, ponte guapa que está tarde te presentamos los respetos oportunos. Con el tiempo lo celebraremos más y mejor, lo disfrutaremos, incluso sonreiremos. Todo sea por verte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario