lunes, 21 de mayo de 2012

Cuidado


Os voy a contar un cuento

Vamos a situarnos en el patio del colegio, por establecer un momento temporal, digamos que estamos en el recreo.

Ese momento en que unos niños corren, otros saltan, algunos gritan, quizá alguien llora, puede que uno o dos estén castigados y no disfruten.

Nuestro niño simplemente ha salido de clase, está andando hacia algún lugar, desenvolviendo su bocadillo.

Expectante ante su sorpresa diaria. Esa que le pondrá entre algo rico o algo bueno, y la gran diferencia que existe entre esos dos términos, pero eso es otro cuento.

-“CUIDADOOOO”.

Se oye desde lejos. Reacción instantánea, levanta la cabeza y ve como la pelota se dirige violentamente hacia el grupo que tiene al lado.

¿Quiénes son?. Da igual, incluso a lo mejor se merecen llevarse ese balonazo… Pero su instinto hace que su brazo se olvide del bocata, del papel albal y de la posible grata sorpresa, y que sea en su muñeca en la que rebote ese balón.

¿Héroe?

No.

La muñeca le duele, quizá no lo debería importar, pero le duele. Y esa pelota, no ha dado a quien tenía detrás pero ha ido a parar a uno de esos cristales, que de débiles, estallan cuando les dan un golpe.

Como diría la ley de la calle, “el último que la toca es el responsable”.


No sabe a quién ha salvado… pero si sabe que es culpable.

Que vengan a por él, no va a oponer ningún tipo de resistencia.

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