Os voy a contar
un cuento
Lo tiene claro,
cristalino, sabe perfectamente como lo va a hacer, lo ha repasado tantas veces
en su cabeza que nada puede fallar.
Va a llegar, el
primer golpe va a consistir en dejar la canica en medio de la pista, sin llegar
a entrar al circulo, a una distancia prudencial para que al resto de contrarios
les cueste acercarse y que paguen su precio por ello, si quieren entrar, que
sea acompañando a su primera canica.
La segunda va a
consistir en un golpe con mucha clase, de esos que se dicen que son de maestro.
Con un golpe sutil, hacer que la canica salte a la que le precedió, y sin
tocarla, dejarla al lado del objetivo. Perfecta, para que si la quieren sacar,
se arriesguen a perder todo el juego, y no, el resto de jugadores no son de
arriesgar.
La tercera
canica, el tiro final. Con mucha fuerza, para que golpee a la primera y con al
inercia ambas entren ambas en el círculo, protegiendo a la segunda.
La partida
perfecta, su cabeza la ha visto, su cuerpo la va a ejecutar, así lo tiene
pensado.
Llega a jugar la
partida. El empieza tirando.
Empieza a
calentar la mano, sabe donde tiene que tirar, sabe lo que quiere hacer, sabe lo
que tiene que hacer. En el último momento piensa... y si hago algo diferente,
venga va, voy a tirar a ganar, voy a hacer otro tipo de partida perfecta. Deja
la canina al lado del objetivo, justo en el centro del circulo. Mensaje directo
a sus contrincantes, quitarla.
El segundo
jugador, hace lo mismo, la pone al lado.
El resto de
canicas no importan.
Con la segunda
canica, ¿amarrar o arriesgar?. Pregunta con una única solución posible, su
segunda canica ocupa la posición de la de su rival. Por mucho que arriesguen
sus contrarios, la partida esta ganada solo con dos disparos.
Si había pensando
una partida perfecta, ha improvisado una mejor.
Puede que haya
perdido mucho tiempo pensando, para que luego su intuición le diga lo
contrario, y aun así, lo haga mucho mejor de lo que había pensado, de lo que
había imaginado.
El objetivo era
el mismo, el resultado el mismo. Los métodos diferentes. Que más da, ha ganado
la partida, pensándola y sin pensarla
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