Joder, y que cojones escribo yo.
El día comenzó ayer por la tarde, cuando llegas a casa de buen rollo, a tus tonterías con tus gilipoyeces pensadas, cuando parece que va bien, zas en toda la boca, maldito Murphy.
Hoy sin duda, ha costado muy mucho levantarse. ¿La hora?, la misma que ayer, ¿las ganas?, bastante diferentes.
Hoy no hay sonrisas, hoy no hay trabajo, hoy realmente no hay ganas, caras muy largas demasiado largas, empiezan las malas noticias.
No son las formas.
Intentas no pensarlo, entretenerte con otras cosas, y mirar mucho la puerta, cada vez que escuchas un teléfono, sobresalto.
Siguen las malas noticias.
Ya la mañana no sirve para nada, esperas alguna palabra que no llega, ves como todo sigue normal en el frente mientras no hay nada que sea normal.
No, no son las formas.
El día no parece acabar, no avanza el reloj, no es el aburrimiento, no es la falta de hacer algo, es la falta de ganas.
Uno de los primeros días escuche (no sé si estará escrito) que lo que se buscaba es que ante todo, a pesar de las horas, los marrones y demás problemas, se fuera a esa salita con ilusión, con ganas. Hoy eso ha sido bastante complicado.
Un placer, un lujo y un honor señores (que puede ser que nunca leáis esto).
Gracias a quien corresponda
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