sábado, 17 de marzo de 2012

Siempre hay que jugar


Si tomamos algo como un riesgo es porque hay algo que puedes ganar, pero a lo mejor no conseguir, pero siempre, hay algo que pierdes. Lo que hay que decidir es si merece la pena, ese es el juego de cada uno.
La cuestión es que si tardas mucho en decidir, es porque crees o sientes que la segura perdida es mucho mayor que la posible o probable, pero nunca segura, ganancia.
En todo juego, o por lo menos en la mayoría de ellos, alguien tiene que perder (aunque no participe directamente en la contienda, será un daño colateral). Pero no siempre pierde el que más arriesga, se expone a perder, cierto es, pero también a ganar. El que más pierde es el que no se atreve a arriesgar, quien se conforma, quien prefiere no jugar, quien tiene miedo a perder. (Es el momento de decir, que la única batalla que se pierde, es la que se abandona o la que no se atreve uno a iniciar aunque sea necesaria, el resto, son solo derrotas).
También por otro lado, hay que tener en cuenta al público, quien, sin participar directamente, sufre en la contienda. El publico puede gritar, alentar, insultar, silbar o incluso opinar, pero hay que tener muy claro, que aunque también se sienta derrotado o victorioso, el no juega, no arriesga, no pone la carne en el asador, y si el resultado o las formas no le gusta, pues que entre a jugar y haga una mejor apuesta, arriesgue mas, sino, simplemente se trata de un daño colateral.
Como resumen, jugar, siempre hay que jugar y una buena manera de conseguir lo que se quiere es arriesgando y como toda apuesta, solo se sabe si es buena cuando se obtienen los beneficios, pero si se pierde, siempre se puede volver a jugar.
En definitiva: “jugar por jugar, simplemente morir o matar”
Menudo lío me he hecho, pero dadas las circunstancias, no está mal.

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