viernes, 2 de marzo de 2012

Recogiendo lápices: Las normas


Para que los niños aprendan a trabajar en equipo, tenga responsabilidad y entiendan que en cada parte del proceso tienen su parte de trabajo que es importante, pero no más que la anterior ni la siguiente, porque lo importante es que el conjunto esté bien hecho; la señorita en la escuela les ha indicado una tarea.

Esta tarea consiste en recoger los lápices de colores con los que pintan para que queden perfectamente ordenados y listos para ser utilizados sin perder tiempo (ese valioso tiempo) al día siguiente.

Las tareas consisten en:

-       Un niño busca y recoge todos los lápices de todas las mesas y los lleva a una sola mesa.
-       Otro se encargar de coger todos los botes y cajas para llevarlas a la misma mesa y después, con todo correcto, llevarlas al armario
-       Otro comprueba que todos los lápices están correctos, con punta afilada y los va guardando en las cajas. Los que no tienen punta los deja apartados.
-       Los lápices que se han quedado apartados son responsabilidad de otro niño, quien los saca punta y se los vuelve a dar al encargado de guardarlos.

Cuando un niño acaba su tarea, se puede marchar si quiere.

Si algún niño deja sin hacer su tarea y se marcha, es responsabilidad del siguiente niño hacer el trabajo que está inacabado.

Los turnos se van cambiando y para darle un poco más de emoción (y sentido) al asunto, el momento de la recogida es antes del recreo. Ese momento que todos los niños ansían. Si cada niño hace su tarea fuera de tiempo, además de perder parte de tiempo de recreo, hará perder mucho más tiempo al siguiente.

Esas son las normas que deben seguir y aprender.

Sin duda, la tarea que más retrasa, y la que no se puede contemplar el tiempo que va a llevar, es la de sacar punta a los lápices, porque no se sabe cuantos lápices hay que reparar.

Como detalles, decir, que las normas no impiden que un niño, una vez terminada su tarea, ayude en la siguiente.

Hay muchos días en los que todo sale correcto, se recogen a su tiempo, se guardan y todos a disfrutar, pero si dejamos aquí el cuento, sólo nos quedamos con la enseñanza de que si todos arrimamos al hombro todos salimos beneficiados, pero eso sería un mundo ideal, muy lejano al que enfrentará nuestro niño cuando crezca. 

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