martes, 20 de marzo de 2012

Luces en el cielo


Noche.

No se puede decir que cerrada, no sería cierto, no hay ninguna nube, o sí. Pero está muy oscuro, la Luna hoy ha decidido quedarse en casa y las estrellas, esas que no fallan, no se presentan en el cielo. Será la intensa luz de la ciudad, el humo, el polvo, serán los ojos de nuestro pequeño.

Noche oscura, de esas que deberían dar miedo.

Unos ruidos comienzan a escucharse. "¿Estoy dormido?" sería la primera pregunta a hacerse. Sabe perfectamente la respuesta. No, no estás dormido, es otra noche de esas que el sueño no aparece por la puerta y, por alguna razón, ha decidido salirse al parque.

Esos ruidos a lo lejos, le traen recuerdos. En su corta vida no ha tenido la oportunidad de almacenar muchos pero, los pocos que tiene, los disfruta. Los revive, vuelve a ese lugar. Suele hacerlo así.

Quizás no debería.

Aún es joven y utiliza sus recuerdos de forma desordenada e indiscriminada. Cualquier momento es bueno, cualquiera vale, sólo es cuestión de cerrar los ojos.

Los cierra, quiere comenzar el viaje.

En este momento se asusta, no le viene nada a la cabeza. Cierra y abre los ojos, aprieta con fuerza, insistente, más y más fuerte. Ni siquiera aparecen esas lucecitas de esfuerzo. Nada.

Absolutamente nada.

Su cabeza está vacía, no entiende nada.

Si lo está escuchando de fondo, ¿cómo no es capaz de ir a ese lugar, de volver a recordarlo, de llegar?. Simplemente su cabeza no quiere, ya empieza la lucha.

O está intentando avisar de que no debe, no es lo mejor.

Nervioso, muy nervioso, seguro que prefería despertarse, este pánico no lo reconoce. ¿Por qué no quiere?, ¿por qué no puede?, ¿por qué no debe? ¿Por qué esta noche no debe?

Preguntas que no son con respuesta. No, aún no.

Se levanta del banco, se coloca la capucha, vuelve a su casa.

Hoy no hace calor, no hay tanta gente, ni siquiera con la que no quiere encontrarse. No hay llamas, no hay ruido, nada, simplemente nada.

No, hoy no hay luces en el cielo.


Se mete en la cama.

Sus sueños o pesadillas harán el resto.

Es el momento de que su cabeza le recuerde que por recordar pierde si se queda en el recuerdo, por muy bueno que sea.

Curioso, curioso cuanto menos, todo el esfuerzo hecho para quemarlo en un momento.

Buen ejemplo.

Hace frío, pero no más que el que pueden dejar las llamas.

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