miércoles, 14 de marzo de 2012

Segunda tarea


Os voy a contar un cuento

“Otro se encargar de coger todos los botes y cajas para llevarlas a la misma mesa y después, con todo correcto, llevarlas al armario”


Parece, sin duda, la tarea más sencilla, con menos carga de trabajo.  Es ”sólo” coger las cajas y botes, llevarlas a una mesa, y cuando estén llenas, llevarlas de vuelta a su sitio.

Pero sin duda, es la tarea que ningún niño, en esta no hay más opciones que llevarlas en las cantidades que se pueda y guardarlas. Pero es la última tarea, la que asume la responsabilidad de que el trabajo del resto esté bien, de que si hay algún fallo en el proceso anterior, se repare, porque la opción de quejarse o echar la culpa a otro, no se contempla, es una de las normas no escritas, no se acusa en público (el privado lo dejamos a las ganas y la conciencia de cada uno).

Este niño (o niña) de esta tarea siempre es el último en marchar, y el que se llevará el castigo si hay algún fallo, da igual que falta un lápiz, que no tenga punta… si no está la caja perfecta, ya sabemos quien se queda sin recreo.

Hasta que los niños no pasan por esta tarea no son conscientes de la importancia de hacer las otras bien, es más, posiblemente, si no rotaran las tareas no aprenderían la lección que les quiere enseñar su señorita (pero está parte es sólo para explicar las normas, no las enseñanzas).

Si a este responsable le da por ayudar en el resto de tareas, contribuirá a que todos tarden menos, cierto es que también, egoístamente, el saldrá antes, pero siempre el último.

Ya que cada uno lo clasifique como quiera:

“Claro, lo hace para salir el antes, sino no lo haría” (bueno, pero gracias a eso tu sales antes.

Nuestro niño lo haría lo mejor que pueda o que le dejen, seguro que cometería fallos, pero los guardaría en el rincón de las enseñanzas para no volver a hacerlo, y pondría atención en como lo hacen los otros, no para criticarlos, sino para aprender de ellos.

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