martes, 13 de marzo de 2012

Luz oscura

Os voy a contar un cuento


Todo oscuro, no hay miedo, las sombras hace mucho que le gustan a nuestro niño. Desde aquí puede vivir agusto y no tiene que salir a recibir ninguna medalla, que la recoja quien la ansía, a él le vale el premio de dormir por las noches, aunque sea poco, pero dormir bien.

Justo en esas está, durmiendo, dicen que en este momento la pesadilla debería comenzar. No hay luz. A su alrededor ruidos, crujidos, alguna sombra. 


No pasa nada, sólo hay que tener calma, cerrar los ojos y ver.


Las luces se precipitan sobre las imágenes escabrosas, no le asustan, sabe que duerme. De repente, todo ese mundo descontrolado, paranoico, se para, se detiene y todas las luces se convierten en una, y ese haz alumbra un pasillo. Al fondo, una puerta blanca.

Corre hacia ella, no es el miedo el que le invade, el afán de salvarse, las sombra que le sigue, no. Simplemente la curiosidad de un niño que quiere saber qué hay detrás de la puerta.

La abre, entra y todo el mundo se vuelve a desquebrajar.

Las luces se precipitan sobre las imágenes escabrosas, no le asustan, sabe que duerme. De repente, todo ese mundo descontrolado, paranoico, se para, se detiene y todas las luces se convierten en una, y ese haz alumbra un pasillo. Al fondo, una puerta blanca.


Durante otro segundo se para y vuelve a la carrera.

Abre, entra, punto de partida. Situación similar, que le empieza a agobiar.

Para, observa la luz de la puerta, esta vez no corre, la luz comienza a acercarse a nuestro niño. El pasillo se ilumina, le resulta familiar. Poco a poco caminando, comprueba que a lo largo del pasillo, en los laterales, hay más puertas.

Por un momento piensa en si abrir una de ellas le llevará otra vez al principio, pero por intentarlo no pierde nada. Abre la puerta y…


Ya ha pasado por todas las puertas. Dentro de cada habitación había algo diferente, en ocasiones duras pruebas, en otras momentos alegres.

Ya llega nuevamente a la última puerta, sabe cuál va a ser el resultado, abre la puerta, y se despierta.

Sobre su cama, su cara esboza una pequeña sonrisa. Sabía como iba a acabar. En su sueño ha aprendido que, puestos que vamos a acabar todos en el mismo lugar, mejor no tener prisa yendo a lo seguro, mejor investigar y e ir disfrutando por el camino.

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