domingo, 31 de julio de 2011

Decepción

Cree que lo llaman decepción, o quizá cansancio, o simplemente es ese dolor que le recorre la espalda desde hace tiempo. Simplemente se ha acostumbrado, que duele, ya se pasará que sigue doliendo, pues mañana se vuelve a intentar y sino cesa.... no pasa nada.

Esta nuestro niño haciendo ese circuito, no le gusta, no es bonito, se podría decir incluso que es feo, le quita tiempo, mucho tiempo, le aumenta el dolor... pero es lo que tiene que hacer.

¿Cómo va a ser?, viene preguntando uno de los niños del barrio, ese tipo de gente que solo dirige la palabra cuando quiere sacar algo a cambio y que durante el resto del tiempo le trata como si no existiera.

"No te lo puedo decir" (Ni aunque pudiera). "Sabes que son las normas". Y las normas hay que cumplirlas, o eso dicen, por lo menos el opina que si hay que hacerlo, a pesar de los pesares.

"Pues vale, no me lo digas". Alejándose indignado.

Da igual, no lo pienses niño, hicieras lo que hicieras va a estar mal. De hecho, sabe que lo está haciendo mal, pero... pero es lo que tiene que hacer.

No es capaz de mantener la arena en su sitio, quizá hay demasiado viento, se esfuerza y se sigue esforzando, para dejarlo perfecto, aunque sabe que mañana le tocará hacer de nuevo todo el trabajo, el tiempo se agota, la presión le solía gustar, ahora sólo busca excusas.

Vuelve a casa, día duro, suena la música. No le gusta, la recuerda y trataría de bajar el volumen, pero... pero la espalda duele.


(había otro cuento pensado, escrito a la mañana, pero... pero era otro cuento, será otro día).

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