domingo, 31 de julio de 2011

Insistir

Día siguiente, parece que refresca. Dicen que con el frío las heridas sanan antes, pero con los cambios de temperatura las cicatrices duelen. Buena manera de confirmar que sigue vivo, Invierno en pleno Verano, nevando en el infierno.

Nuestro niño vuelve al parque. Miradas raras y nada tiene que ver el aparatoso vendaje que luce su ceja, no es el primero ni tampoco será el último. Los niños se caen pero siguen jugando.

-"Sí, sí, ese, ese, ese es quien le rompió ayer la consola"

Esas palabras se distinguen entre el alboroto y los gritos del parque en un típico día de verano.

Él sabe como pasó, pero el parque ya ha dictado sentencia: Culpable. Para que defenderse, la mentira puede con el mejor de los abogados, no necesita justificarse, sólo vestirse de verdad.

La condena se pasará en unos días, la memoria tiene sus cosas, pero a él, le quedan un par de dudas.

-"Oye, por qué pusiste la mochila ahí?"
--"Siempre se ha hecho así"
-"¿Siempre?, no lo recuerdo yo así, ¿y lo que pactamos?"

SILENCIO

--¿Cuando me vas a pagar la consola?

No hay más preguntas señoría

Vuelve con su reflexión. El problema no está en la culpa, de hecho ni los hechos son significantes (chapa y pintura); el hecho está en haberlo olvidado, no admitirlo y encima querer salir bien parado.

Insistir no consiste en decirlo una sóla vez

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