domingo, 31 de julio de 2011

Mentir

Sale por la chimenea el humo, acompañado de unos ligeros ecos, las voces de toda la familia resuena a través del conducto acompañando al humo inundando el barrio de una grandiosa felicidad.

Si nos adentramos en el humilde salón encontramos unos tableros rodeados de muchas sillas, encima de esos tablones poco a poco, con el paso del tiempo empiezan a aparecer más y más platos, acompañados con sus copas y cubiertos. Poco a poco también las sillas comienzan a poblarse, las generaciones de la familia se sientan a la mesa y comienzan a cenar. Se suceden las bromas las risas, en fin la feliz navidad esta dentro del hogar. Se cantan villancicos se recuerdan historias se ríen las gracias de la televisión.

Todo es paz y armonía, los únicos gritos que se escuchan son los desafinos de los benjamines de la familia al cantar, las únicas malas caras están en los platos, los langostinos están buenos, pero nunca han sido guapos. Todo son buenos deseos y buenas intenciones.

El árbol de navidad con todas sus lucecitas y los montones de regalos, en su interior no se sabe aun que habrá, pero todos están envueltos con ilusión y cariño.

La chimenea se apaga los niños ya duermen, hoy no es difícil acostarlos, hoy han sido ellos los que han pedido irse a la cama, en sus ojos se vislumbra un brillo especial, es ese brillo, el de la ilusión, es el espíritu de la navidad.


En estos momentos a este niño se le vienen varias cosas a la cabeza. En su infancia le enseñaron a que nunca hay que mentir, y en que lo peor es jugar con los sentimientos de la gente, y que la ilusión es uno de los mas grandes de esos sentimientos. También piensa en una posible definición de cuento, hechos y acontecimientos irreales o fantásticos, que nunca se harán realidad.

Pues eso, aquí esta mi cuento de navidad

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