domingo, 31 de julio de 2011

Violencia

La sangre se derrama por su puño, realmente lo tiene dolorido, pero por alguna extraña razón no se siente mal, se esta descubriendo a si mismo, el siempre había estado en contra de la violencia, pero llegados a un punto todos traicionamos incluso a nuestros principios.

Se mira en el espejo y no se reconoce, pero aun así, esa imagen que ve no le disgusta. Se siente fuerte, quizá es la adrenalina que su cuerpo ha segregado de sobremanera, pero poco a poco se va dando cuenta de que por muy bien que se sienta ahora se le ira pasando, y quizá, si su cabeza vuelve a su sitio, quizás se sienta mal.

Tiene la mano destrozada, pero ha conseguido su premio, ha recuperado el coche de su amigo, no de la manera que el esperaba, pero su fin, el devolver la sonrisa de su amigo, justificaba cualquier medio.

Se ha acercado al niño que se lo había quitado, aprovechando que no estaban sus amigos, a ver si era tan valiente, y al principio si lo era, pero en cuanto nuestro niño, vulgarmente le ha echado huevos, el niño a empezado a recular, pero aun así ha querido utilizar su fuerza, pero se ha llevado una sorpresa, toda la rabia que entra en un menudo cuerpo guiando a un puño. Y ese puño con una dirección muy clara, la cara del ladrón.

No era la mejor manera, lo sabe, pero no se arrepiente, ha tenido su primera experiencia con la violencia y le gusta, no sabe porque, puede no estar orgulloso de ello, pero le gusta.

Pero como muchas cosas de las que le gustan en la vida, sabe que no esta bien, y no lo volverá a utilizar, pero por otro lado, sabe, que de ser necesario, no sera la primera cara que habrá partido.

Dentro de su vida, puede que no vuelva a utilizar la violencia, pero ya la tiene dentro, y lo mejor es que no le asusta, empieza a estar preparado para la vida.

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