El niño hoy a vuelto a ir al medico, pura rutina, nada importante que reseñar, es un hecho que le hace llegar a su casa algo mas tarde, y que hace por tanto, que salga al parque algo mas tarde.
Pero nuestro niño esta lleno de ilusión, ya le dejan corretear, y hoy piensa pasarse toda la tarde saltando y brincando con sus nuevos amigos, aunque lamentablemente hoy es uno de esos días en los que le toca aprender una lección.
Cuando llega al parque, corriendo todo lo rápido que le permiten sus jóvenes piernas, en vez de la situación que se espera, saltos y carreras de alegría, se encuentra a uno de sus amigos llorando.
“Que te pasa”- pregunta preocupado
“esos niños de alli”- señala hacia un grupo de niños mayores “que me han quitado mi coche preferido con el que estaba jugando y no me lo quieren dar”
Nuestro niño lleno de rabia, sin pensarlo dos veces, se acerca al grupo de niños, y con toda su valentía exclama
“devolverle el coche a mi amigo”
“por que, quien lo dice, tuu, pero si eres un canijo”- responde burlescamente uno de los mayores
el niño, corriendo se acerca hacia donde esta el coche tratándolo de coger, es en ese momento cuando se lo empiezan a pasar de un lado al otro del grupo, haciendo sufrir a nuestro niño, que incesantemente lo persigue. El quiere recuperar el coche de su amigo, el no quiere que su amigo vuelva a llorar.
Tras muchas carreras ve que la batalla esta perdida, y aquí viene la enseñanza, hoy acaba de descubrir lo que es la impotencia, como en ocasiones, alguien mas alto, mas fuerte o mas guapo te quita algo que es suyo y tu por mucho que te esfuerces no lo puedes recuperar, mientras el resto de jactan de ello.
Pero además de esto, otra idea le ronda la cabeza al volver hacia su amigo, un día recuperara ese coche, y en ese momento se sentirá muy feliz, descubrirá que también en ocasiones el esfuerzo es recompensando, pero esto es tema para otro cuento
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