martes, 26 de julio de 2011

Empezando a aprender

Erase una vez un niño, dentro de su inocencia se encontraba descubriendo el inmenso mundo que le proporcionaban sus primeros pasos. Se encontraba en un jardín, algo nuevo para él, lleno de otros niños semejantes a él. En ese momento, descubrió que si aceleraba sus pasos, en lugar de andar, podía llegar más rápido a su destino, que acelerando sus pasos, podía descubrir más mundo en menos tiempo, y así, empezó a correr. En su cara se notaba esa felicidad de quien se divierte, aunque no sea consciente de ello. En el transcurso de su carrera, de repente, un tropezón, un traspiés, un pequeño instante y al suelo. Una caída, saborear el suelo, comienza el llanto. No es sólo el dolor de la caída, es aun pequeño, pero sabe que es sólo un rasguño, que en cinco minutos no se acordará de la caída. Pero su dolor es diferente, está perdiendo el tiempo en el suelo, se está perdiendo mucho mundo. Con los ojos aun enrojecidos, utiliza su pequeña reserva de fuerzas y se levanta. El pobre inconsciente, vuelve a caminar, vuelva a acelerar el paso, vuelve a ser feliz.

Transcurridos unos pasos, otra caída, esta vez le duele más el golpe, pero ya no llora, es más se levanta sin quejas, anda cuidadosamente hacia donde se encuentran sus padres y pide, a su manera que le monten en el cochecito y que se vayan.

Ha sido sólo una tarde, pero ha aprendido demasido: 
Sabe que para descubrir el mundo debe ir rápido, pero que así dejará de disfrutar de cada detalle. Pero al disfrutar de cada detalle, le quedaran muchos por descubrir.
Y además comienza a comprender que ser feliz le puede traer consecuenciasa muy dolorosas.

Pero todo ello, la siguiente tarde se le habrá olvidado, aun le quedan muchas caídas por sufrir, y por ello prefiere seguir disfrutando.


Quien pudiera volver a ser un niño.

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