La visión desde el columpio le ha tenido intrigado toda la noche, ha dormido poco pensando en todas las posibilidades que se encuentran al cruzar esa peligrosa y desconocida zona que los mayores llaman calle.
Hoy quiere hacer algo diferente, su parque le gusta, es su hogar; pero su parque siempre estará ahí esperandole, hoy quiere buscar algo nuevo, hoy quiere cruzar.
Se encuentra con su primer problema, podría hacerlo sólo, pero prefiere compañía, quiza aun no se siente seguro o simplemente le asusta la idea de no encontrar lo que espera al otro lado, y necesita alguien con quien volver.
Ya lo tiene planeado, hoy su abuela, esa persona que no sabe decirle que no, con la cual ha compartido tantas y tantas tardes. Hoy cuando han bajado al parque, el niño le ha pedido ir a dar un paseo, la abuela no puede negarle nada a su nieto y alli se encaminan.
Mientras van en su camino, la abuela le dice unas palabras que siempre debera recordar:
“Aun eres pequeño, asi que cuando quieras cruzar siempre con alguien mayor, que cruzar solo es muy peligroso”
El niño piensa que es una exageración, no lo tiene muy en cuenta, está lleno de emoción por las nuevas cosas que va a descubrir, que habrá al otro lado, cuantos amigos podra hacer, cuantas cosas por vivir.
Son suficientes emociones por hoy, poco a poco irá descubriendo el mundo, debe ser paciente, ya que sino perderá toda la magia.
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